Roberto Londoño, arquitecto con alma de pintor

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Roberto Londoño, arquitecto con alma de pintor

Por: jstorres
Publicado el: Junio 2019
Breve semblanza de uno de los arquitectos colombianos más importante del siglo XX, autor del diseño de los dos últimos palacios de Justicia en Bogotá.

Por Ima Poveda

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Colección privada familiar

Roberto Londoño Domínguez, reconocido arquitecto que tuvo a su cargo edificios emblemáticos como el Palacio de Justicia y la Universidad Externado de Colombia, nació en Chaparral, Tolima, el 1° de enero de 1933y murió el 20 de enero de 2011 en Bogotá.

Su papá, Pablo Emilio Londoño Escobar, comerció con café en Chaparral. Cuando Roberto Londoño tenía unos 4 o 5 años, se trasladaron a Bogotá, en donde su padre compró un terreno al lado de la Estación de La Sabana y construyó el Hotel Nacional. Su madre, Inés Domínguez Villafane, por su lado, fundó una fábrica de gaseosa denominada La Bogotana, que se caracterizaba por tener espuma azucarada. En la familia hay la historia oral de que esta fábrica se vendió y terminó siendo la Colombiana, que tiene -al parecer- similar fórmula y color.

Roberto Londoño hizo su bachillerato en el Colegio de La Salle, donde fue alumno destacado.  En los años cincuenta comenzó su carrera en la Universidad Nacional de Colombia, en donde estudió ingeniería civil, pero se dio cuenta que no era lo suyo, así que se pasó a Arquitectura, que en esa época era parte de la Facultad de Bellas Artes. Esta época fueron los años dorados de la arquitectura en el país, pues se encontraron los grandes arquitectos que pasaron a la historia. Mientras estudiaba creó una relación de amistad con el maestro Bruno Violi, además de Fernando Martínez y Guillermo Herrera Carrizosa.

En su cuarto año inició su carrera como docente en Arquitectura, que a comienzos de los años sesenta se independizaba de la Facultad de Bellas Artes. Fue docente hasta que tuvo que pasar por la jubilación forzosa, fuerte golpe para él pues era un amante de la academia. La materia que dictaba estaba relacionada con los talleres de diseño. Después de terminada su carrera, se ganó una beca para estudiar en Vancouver, Canadá, en donde se especializó en Diseño y Arquitectura. Cuando terminó esta especialización, regresó a Bogotá y se asoció con Humberto Cruz Serrano y fundaron la firma Cruz y Londoño. Sus oficinas se ubicaban en el edificio Akele, en la calle 17 con carrera Séptima. Muchos de sus proyectos conocidos se gestaron en esta oficina, así como otros privados.

Paralelo a su profesión de arquitecto, su faceta más reconocida, Londoño desarrolló un gusto especial por el arte y la naturaleza. Era un aficionado de las plantas y le gustaba conocer sobre ellas. Su biblioteca era rica en libros de botánica. Para él era importante que en sus edificaciones tuviera lugar la naturaleza. Un ejemplo de ello es la Universidad Externado de Colombia. Desarrolló su afición artística desde muy joven. Su técnica favorita era el carboncillo y el pastel. Dibujaba situaciones cotidianas tanto de sus viajes como con su familia. Sus hijos cuentan que llevaba consigo siempre un cuaderno de bocetos. Uno de estos cuadernos está en el Archivo de Bogotá.

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Hombre a caballo y mujeres músicos. Colección privada familiar

 

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Niños jugando. Colección privada familiar

Además, le gustaba el trabajo con la madera. Diseñaba muebles y toda la ornamentación de sus proyectos eran diseñados por él, así como los interiores de los inmuebles. Londoño tenía una carpintería en la zona de La Perseverancia. Allí contrataba ebanistas y carpinteros que daban vida a sus diseños. Muchos de estos muebles se quedaron en la familia, como regalos que él les daba.

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Muebles diseñados por Roberto Londoño. Colección privada familiar

Después de su jubilación se dedicó a realizar diseños personales. Hizo una pequeña casa para la secretaria de su oficina.

A finales de 2010 cae gravemente enfermo y muere a principios de 2011.