Escuelas de señoritas

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Escuelas de señoritas

Por: jstorres
Publicado el: Marzo 2018
Aunque no tenía derecho a la ciudadanía, la mujer colombiana de principios del siglo XX era considerada una formadora de ciudadanos.

La preocupación sobre el papel de la mujer en la vida social fue motivo de permanente cuestionamiento desde los albores de la Independencia y ya entrada la república. Se suponía que su educación debía responder al papel de formadora de ciudadanos, sin que implicara una negación o que entraran en contradicción con las funciones que se consideraban como naturales en las mujeres.

El Estado debía centrarse así en fomentar los oficios mujeriles y que no provocara que ellas quisieran interferir en el espacio público, espacio que era exclusivamente masculino, más allá de lo conveniente. Tanto para las mujeres ricas como las pobres, su deber era ser la conductora de su familia dentro del hogar; para las mujeres de escasos recursos esta educación les garantizaba ayudar en la economía familiar.  Una de las instituciones que más estuvo activamente en este papel fue la Escuela de Artes y Labores Manuales para señoritas, la cual se fundó con el Acuerdo 22 de 1911. Antes de este acuerdo, el Concejo Municipal expidió el acuerdo 4 de 1911, con el cual se creaba una Escuela de Artes y Oficios Domésticos para niñas

Toda la información que se requiera de esta Escuela se encuentra tanto en el Fondo Concejo de Bogotá, como en el Registro Municipal. Uno de los expedientes de proyecto de acuerdo que se encuentra en el Fondo Concejo de Bogotá es la reorganización de la Escuela, de 1912. Esta reorganización surgió como consecuencia de la preocupación que manifestaba el Concejo Municipal de que, a pesar de que la municipalidad financiaba esta escuela, esta no tenía la potestad de nombrar a sus trabajadores. Dentro de este proyecto de acuerdo se reiteraban las condiciones necesarias para el ingreso, como, por ejemplo, se recibían niñas mayores de diez años que supieran “escribir las cuatro expresiones de la aritmética”.

Allí también se decretaba las clases que podía impartir esta escuela, como sastrería, modistería, corsetería, sombrerería, trabajo de flores de mano, dactilografía, costura, bordados y tejidos e instrucción para enfermeras. Con este proyecto se agregó la clase de taquigrafía y confección de ropa blanca. Igualmente, se indicaba el sueldo de cada trabajador. Con este proyecto de acuerdo, fue derogado el acuerdo 22 de 1911.

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Esta escuela debía regirse por un reglamento que debía ser presentado ante el Concejo Municipal para su aprobación. Uno de esos documentos fue discutido en sesión el 5 de mayo de 1914, cuando la Escuela de Artes y Labores Manuales cambia al nombre de Taller de Artes y Labores Manuales (acuerdo 1° de 1914), y su aprobación se produjo el 31 de agosto de 1914. Este reglamento debía dar cuenta tanto de las clases como de su duración y su contenido, además de las funciones de cada trabajador en este Escuela, posteriormente llamada Taller.

Este reglamento se puede encontrar también en el Fondo Concejo de Bogotá. En este documento, se aumentó la edad para el ingreso, la edad mínima era de 12 años. Se mantuvo la presentación de un certificado de una persona honorable que certificara la “conducta irreprochable” tanto de la próxima alumna como de su familia, y se le cobraba a razón de un peso mensual.

Y además del reglamento, cualquier modificación o consulta de contratación, debía pasar por el Concejo Municipal para su expresa aprobación.

Para los investigadores interesados en la Historia de la Educación, el Archivo de Bogotá es una rica fuente de información, especialmente si del siglo XX se trata. En los fondos mencionados no solo se encuentra información sobre esta escuela de Artes y Labores Manuales sino de toda institución tanto promovida (como eran las escuelas privadas) como las fundadas por el municipio (como eran las escuelas públicas).