Archivo de Bogotá Secretaría General - Alcaldía Mayor de Bogotá

Por Luis Enrique Rodríguez - Grupo de Investigaciones Archivo de Bogotá

"Café y petróleo" es un tema musical que hace referencia a las dos principales materias primas convertidas en productos de exportación, base de las economías de mediados del siglo XX de Colombia y Venezuela, respectivamente. La letra de la canción muestra que su compositor, Manuel J. La Roche, rinde un homenaje a las raíces comunes de los dos países y, en especial, a la cultura de la llanura cuyo horizonte traspasa la frontera para convertirse en patrimonio cultural binacional.

Y no es para menos. La Roche ha sido un insigne arpista venezolano, radicado desde los años sesenta en Villavicencio -capital de la llanura colombiana- donde ha compuesto innumerables canciones y temas folclóricos, dedicando su vida a motivar, promover y enseñar la ejecución del arpa y del cuatro.[i]

Resulta curioso que un tema musical del folclor llanero se haya convertido en una de las canciones más cantadas y queridas por el público juvenil bogotano de mediados de siglo, en la interpretación del dúo de los hermanos Valencia, Ana y Jaime. Esta canción fue una de las insignias de la música protesta y del espíritu de rebeldía de las generaciones de jóvenes bogotanos de mediados del siglo XX.

La canción hace referencia al café en grano que durante varias décadas fue el renglón de exportación más importante y que, a mediados de siglo, era prácticamente la única fuente de divisas para el país. En correspondencia con su importancia económica, el café contaba con una institucionalidad en función de sus proyectos de crecimiento: la Federación Nacional de Cafeteros, uno de los gremios de productores y exportadores más poderosos de Colombia. El Banco Cafetero, especializado en operaciones de comercio internacional del grano, y la inolvidable Flota Mercante Grancolombiana, cuyo eslogan la llamaba -la patria en los mares-, que transportaba millones de sacos de café para depositarlos en los más diversos y lejanos puertos del mundo.

Tal presencia en los negocios internacionales fue útil para muchos empresarios, exportadores, importadores e incluso para el mismo Estado, como en el caso de la administración de Bogotá, Distrito Especial. Veamos la razón.

La historia de Bogotá y su transporte señalan que una vez terminado el uso del tranvía, la ciudad optó por la importación desde Estados Unidos de algunos buses a gasolina y otros eléctricos como los trolleys. Según Allen Morrison, Bogotá "(...) entre 1956 y 1959 compró 70 trolebuses usados a tres sistemas de transporte de los Estados Unidos:

• 10 trolebuses marca Pullman desde Greenville, Carolina del Sur, en 1956.
• 10 trolebuses marca Brill desde Baltimore, Maryland, en 1957.
• 50 trolebuses (20 marca Brill y 30 marca Marmon-Herrington) desde Kansas City, Missouri, en 1959.

En este último año, 1959, el servicio de autobuses de Bogotá, tanto a gasolina como eléctricos, fue transferido a la recién creada Empresa Distrital de Transportes Urbanos. EDTU."[ii]

En los años subsiguientes, dice Saidy Núñez: "Para la reconstrucción y el mantenimiento de las unidades en operación, se efectuó una importación de repuestos fabricados en Alemania por el sistema de trueque triangular de café, por valor de US$ 254.537 (...)" Y esta no fue la primera ni la única ocasión en que se acudió a este recurso. "El Distrito había utilizado el sistema de trueque mediado por diferentes entes nacionales que fueron agentes para la consecución de empréstitos como la Federación Nacional de Cafeteros y el Banco Cafetero, entre otros."[iii]

Así que en los informes de los alcaldes es corriente encontrar datos como el presentado por Juan Pablo Llinás, en el que entre otras cosas da cuenta de

"(...) el arreglo del problema relacionado con la deuda que tiene Bogotá contraída con la empresa de buses Bussing, y sobre la cual hemos informado que dicha deuda que asciende a la suma de $ 1.200.000 dólares, será cubierta mediante pagos en café con plazos que quedaron también perfectamente acordados (...)"[iv]

Y este fue el común denominador de las financiaciones y compras de equipo por parte de la EDTU en la década de 1970.

Esta cooperación llegó a su máxima expresión en el 1975 cuando la necesidad de renovación de equipo rodante y la ampliación de la cobertura del servicio de transporte en la ciudad llevó a que en medio de la "guerra fría" (situación derivada de la rivalidad entre las potencias hegemónicas de Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas - URSS) se llevara a cabo un acuerdo para que la empresa soviética "Energomachexport" vendiera a la ciudad un total de 200 trolebuses, con sus repuestos, dotaciones, instalaciones, elementos para su funcionamiento, equipos, cables, líneas conductoras, plantas transformadoras, redes en general e instalaciones complementarias; todo ello con el respaldo de la Federación Nacional de Cafeteros, el Distrito especial y la EDTU.[v]

Y así, con el respaldo del café, se llevaron a cabo varias operaciones que coadyuvaron al desarrollo de la EDTU, cuando Bogotá cambió café por trolleys al imperio soviético de aquellos años.

♫♫♫ Café y petróleo, cumbia del mar, joropo del llano, aguardiente y ron....♫♫♫