Por entonces se había propuesto la realización de excursiones escolares -como ejercicios de observación del medio natural- y la práctica de la educación física. Estos elementos representaban una crítica frontal al método pestalozziano y sus prácticas e ideas pedagógicas tradicionales, basadas en la exposición verbal y la presentación de láminas y objetos en clase. 34
Del 11 al 14 de octubre de 1925, Bogotá vio invadidas sus calles por cerca de 10.000 niños provenientes de diversas regiones del departamento,35 causando un impacto considerable en escolares y pobladores, y constituyéndose en muestra significativa de las transformaciones educativas de la época.
El recurso pedagógico de la excursión, por su carácter novedoso y su justificación científica (biológica, médica e higiénica), inauguró una modalidad educativa y pedagógica que posteriormente, en la década de los años treinta, se extendió por otros departamentos y ciudades del país.36
Para dar continuidad a este razonamiento, y permitir la sostenibilidad de este propósito, la Ley 80 de 1925 creó la Comisión Nacional de Educación Física, compuesta por tres miembros nombrados por el Poder Ejecutivo, más el Director General de Higiene y el Ministro de Instrucción Pública, su presidente.37 En el artículo 5 de la misma Ley, creó en el Ministerio de Instrucción Pública una Sección denominada "Educación Física Nacional", estableciendo un cimiento importante y definitivo para las actividades físicas en el marco de la educación, haciendo posible la creación de nuevos espacios y actividades en las instituciones de aprendizaje de las siguientes décadas de la ciudad.