Algunos edificios centenarios: Los caídos y los que aún están

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Algunos edificios centenarios: Los caídos y los que aún están

Por: jstorres
Publicado el: Junio 2020
En los inicios de la tercera década del siglo XX, es decir, a partir de 1920, Bogotá registró la aparición de varias de construcciones y edificios que por su estilo, innovación y características señalaron cambios en la ciudad.

Por Luis Enrique Rodríguez - Grupo de Investigaciones Archivo de Bogotá

Algunos cayeron víctimas de la pica pero otros aún están ahí; un siglo después son patrimonio arquitectónico y cultural y motivo de orgullo de la ciudad. Aquí algunos de ellos:

EL PALACIO DE JUSTICIA. Una de las principales edificaciones, símbolo de la época, fue la construcción del Palacio de Justicia -el primero de ellos- que estuvo ubicado en la esquina de la calle 11 con carrera 6, en el mismo predio donde estuvo el Colegio de la Enseñanza en la época de la Colonia y donde hoy está el Centro Cultural Gabriel García Márquez. Ese bello edificio, el del Palacio de Justicia fue diseñado y construido entre 1919 y 1920 por los arquitectos Pablo de la Cruz y Escipión Rodríguez.[i]

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En los sucesos del Bogotazo esta edificación fue presa del saqueo, la destrucción y el incendio, resultando gravemente afectada en su estructura, razón por la cual, en los meses siguientes al suceso, sus escombros debieron demolerse, quedando para la posteridad solamente su imagen en la memoria fotográfica.

MERCADO CENTRAL DE BOGOTÁ. También por estos los años veinte, se inauguró el edificio del Mercado Central de Bogotá para cubrir una de las grandes necesidades de la ciudad: centralizar el abasto. Allí, al mercado central llegaban los camiones con las cosechas de los campesinos cercanos y lejanos que traían el alimento para los habitantes de la capital. Así que este portentoso edificio, diseñado y construido por Pablo de la Cruz[ii] y situado en la calle 10 con carrera 10, realizaba la función de centralizar el abasto de Bogotá.

Sin embargo, la ubicación del Mercado Central de Bogotá, pensada en función del momento urbano de la ciudad de los años veinte, no fue una visión de largo plazo pues apenas a treinta años de su construcción debió ser demolido para dar paso a las soluciones viales de la ciudad de los años cincuenta. En efecto, la carrera décima implicó su desaparición y también la del convento e iglesia de Santa Inés.

EDIFICIO PERAZA. La construcción y puesta en servicio de la Estación de la Sabana en 1917, convirtió la zona de la calle 13 con carrera 18 en un punto de gran actividad comercial y turística de la ciudad, dado que esa era la puerta de entrada y salida de Bogotá. Turistas, comerciantes, pasajeros y variedad de productos de importación, exportación y del comercio interno circulaban gracias a la febril actividad de trenes que entraban y salían hacia el norte, el occidente y el sur de la Sabana, convirtiendo la zona en la más dinámica de la ciudad y, probablemente de todo el país.

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Y fue en esa dinámica que el señor Manuel Peraza vio una oportunidad de negocio en 1921. Así, contrató la construcción del primer edificio de ocho pisos que tuvo la ciudad, para instalar allí un hotel, en la propia calle 13 No. 17 - 85. De la mano de los arquitectos Pablo de la Cruz y Ángel María Rodríguez[iii] fue emergiendo el edificio más alto que tuvo la ciudad durante varios años, y que un siglo después permanece ahí, erguido, incólume, a pesar del actual descuido en que se halla.

IGLESIA DE LA PORCIÚNCULA. También en el año 1920, se terminó una de las construcciones de carácter religioso que con el tiempo se convirtió en referencia por su ubicación en la Avenida Chile o calle 72; para la época una zona fuera de la ciudad. En efecto, de la mano de Juan Bautista Arnaud,[iv] se construyó la iglesia y de la casa de estudios religiosos adyacente, conformando un conjunto arquitectónico elegante y armónico.

Hoy, la Porciúncula es un símbolo religioso enclavado en el corazón financiero de la ciudad, que ha logrado con mucho esfuerzo sobrevivir al irresistible empuje urbanizador que la dinámica de crecimiento de Bogotá ha impuesto sobre los inmuebles de esta zona. Sin embargo, la Casa de oración fue demolida para dar paso a un amplio espacio peatonal abierto sobre el andén oriental de la actual carrera 11.

MUSEO DE LA POLICÍA. Este bellísimo edificio de cuatro plantas enclavado en el centro mismo de la ciudad en la calle 9 No. 9 – 27, fue diseñado por el arquitecto Alberto Manrique Martin[v] y construido para la policía de la ciudad, en reemplazo de la casa colonial que fuera su primera sede en la parte alta del barrio La Candelaria.

Hoy, esta magnífica representación arquitectónica convertida en el Museo de la Policía Nacional no solamente ofrece al público las magníficas colecciones de su historia en la lucha contra la criminalidad, sino también esa sensación indescriptible de hallarse en otra época ante el espectáculo de su majestuosa arquitectura.

 

[i] Saldarriaga Roa, Alberto, Bogotá siglo XX. Urbanismo, arquitectura y vida urbana, Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. 2000 y 2006, pág. 169.

[ii] Carrasco Zaldúa, Fernando, La Compañía de Cemento Samper. Trabajos de arquitectura 1918-1925, Corporación La Candelaria, Editorial Planeta, 2006, pág. 84.

[iii] Escovar, Alberto, Guía Bogotá Centro, Bogotá, Ediciones Gamma, Tomo 4, 2007, pág. 27

[iv] Saldarriaga Roa, Alberto, Bogotá siglo XX. Urbanismo, arquitectura y vida urbana, Alcaldía Mayor de Bogotá D.C. 2000 y 2006, pág. 171.

[v] Escovar, Alberto, Margarita Mariño y César Peña, Atlas histórico de Bogotá 1538 – 1910, Bogotá, Corporación La Candelaria, Editorial Planeta Colombiana S.A., 2004, pág. 61.