La otra manuelita

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La otra manuelita

Por: jstorres
Publicado el: Marzo 2020
Manuela Sáenz fue excluida de la historia y su papel reducido al de amante del Libertador Simón Bolívar.

Por Bernardo Vasco

Hablar de Manuela Sáenz puede resultar cómodo hoy, cuando la sociedad ha reconocido un número importante de derechos que disfrutan las mujeres de la actualidad. No era así hace más de doscientos años cuando ellas eran, apenas si, un cero a la izquierda cuyo mérito reconocido era procrear. No se tenía mayoría de edad; el padre, el hermano mayor y luego el marido eran los representantes legales de todas las mujeres que, sin importar su edad, siempre eran menores ante la ley.

La herencia y el manejo de su propio dinero estaban, incluso, en manos de los hombres. Se estudiaba, si se era de buena familia, lo suficiente para aprender a medio leer, cocinar, bordar y atender las labores del hogar y se devolvía la atención siendo una buena y abnegada esposa, como lo mandaban los cánones de entonces. Ni qué pensar en escoger esposo, ni novio; esa era una tarea de los padres o hermanos. Ellos escogían de acuerdo a la conveniencia social de la familia y así sucedía en todas las esferas de la sociedad.

Con este pequeño panorama de la vida de las mujeres en la época colonial, se hace mucho más difícil entender que mujeres como Manuelita fueran capaces de soportar la enorme y constante presión de la sociedad, de la iglesia, de sus familiares más cercanos, e incluso, a veces, la incomprensión de los seres que las amaban. Recordemos que en ocasiones Bolívar llamaba a Manuelita “mi bella loca”, dejando ver con ello que él mismo no entendía toda la maraña de intrigas y cosas que se urdían a su alrededor y que Manuelita percibía con facilidad.

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Manuela, fiel a su sentimiento, pero también a sus convicciones, guerreaba sin tregua contra este tipo de actitudes sórdidas; por eso la odiaban, y por eso la agredían de palabra y a veces de hecho. Muerto Bolívar, sus enemigos se ensañaron en ella, el eslabón más fácil de atacar, pero el más difícil de doblegar.

Condenada al destierro, la pobreza y la marginación, Manuela pagó muy cara su osadía de rebelarse contra la sociedad, contra el matrimonio por conveniencia, por vivir con el ser amado, por defenderlo de su propio entorno, por defender la libertad de un pueblo que, apenas podía, le daba la espalda, la juzgaba, la hostilizaba, la zahería, la vilipendiaba.

Manuela Sáenz en 5 datos

1. Su importancia no radica en haber sostenido una relación sentimental con el Libertador Simón Bolívar. Vistió uniforme militar, aprendió a usar armas y desarrolló tácticas de espionaje para ayudar a los planes independentistas.

2. A los 22 años de edad inició sus actividades en favor de los independentistas, luego de contraer matrimonio con el comerciante inglés James Thorne y residenciarse en San Sebastián de Lima, Perú.

3. En Lima, junto a la guayaquileña Rosita Campuzano, arriesgó su vida para filtrar información sobre los avances del independentista argentino José de San Martín del sur hacia Perú y de Bolívar desde el norte. Por estas acciones ambas fueron galardonadas con la Orden del Sol del Perú y se les dio el grado de Caballeresas del Sol.

4. Regresó a Perú donde participó en la batalla de Ayacucho, junto a Sucre. Se destacó por su valentía; incorporándose desde el primer momento a la división de Húsares y luego a la de Vencedores, organizando y proporcionando avituallamiento de las tropas, atendiendo a los soldados heridos, batiéndose a tiro limpio bajo los fuegos enemigos; rescatando a los heridos. ​​​​​​​

5. Sus últimos años trabajó haciendo dulces, vendiendo tabaco a los viajeros en una pequeña tienda, sirviendo de intérprete a viajeros ingleses o franceses que llegaban de lejanas tierras.

Fuente:  Jenny Londoño, investigadora sobre la participación de las mujeres en la Colonia, Independencia y Revolución Liberal en la Audiencia de Quito, en https://www.telesurtv.net/news/manuela-saenz-heroina-libertadora-america...