Por: Luis Enrique Rodríguez B. - Área de investigación, Archivo de Bogotá.
Dos grandes preocupaciones atormentaban los días y las noches del Adelantado don Gonzalo Jiménez de Quesada, a inicios del año 1538.[i]
Una era la necesidad de consolidar "sus conquistas" sobre el inmenso espacio de la Sabana de Bogotá. Para ello había decidido viajar a España a efectos de lograr el reconocimiento de la Corona por sus servicios prestados y recibir la compensación debida. Más apremiante era ese viaje, dado que en esos días habían aparecido en el horizonte sabanero dos grandes conquistadores con sus huestes: Sebastián de Belalcázar y Nicolás de Federmann, ambos con mucha experiencia en labores de conquistas y fundaciones, que con su presencia en la Sabana le disputaban el fruto de sus jornadas militares y amenazaban su legado.
Dos. Por otra parte, Jiménez de Quesada era consciente de la fragilidad del Real de Nuestra Señora de la Esperanza, ubicado en cercanías del asentamiento indígena llamado Bacatá, (cerca del actual Funza). Temía que los ataques continuos de los indígenas arrasaran el campamento y que con el sucumbieran sus pocos soldados, caballos y armas. Y, sobre todo, temía que se esfumaran sus sueños de gran conquistador y su legado.
Fuente: Ilustración del libro Historia de Bogotá Conquista y Colonia. Autor del libro: Juan Vargas Lesmes.
El Real de Teusaquillo
Jiménez de Quesada "(...) confió a personal subalterno la misión de elegir el sitio para la instalación de un mejor "asiento". Despachó dos comisiones: una hacia el occidente de Bacatá y, la otra, al mando de Pedro Fernández de Valenzuela, como ya se mencionó, hacia el oriente, a la cordillera.
El capitán Fernández, "(...) en su avance hacia el oriente, llegó con sus hombres hasta un caserío llamado Teusaquillo, situado al pie del cerro y como lo encontrara provisto de agua, leña y buenas tierras para huertas y jardines, regresó con un informe que Quesada, luego de oír las recomendaciones de su capitán, aceptó sin más formalidades, quedando elegida la nueva sede de su ejército".
La nueva sede del Real Militar de Jiménez de Quesada fue Teusaquillo. Sin embargo, este Teusaquillo no corresponde por ubicación topográfica al reconocido barrio bogotano, nombre ahora extendido a toda una localidad. Cabe entonces la pregunta: ¿dónde quedaba ese Teusaquillo primigenio? Según Martínez, después de confrontar varios cronistas de la conquista y fundación de Santafé, afirma:
"Queda claro, con base en informaciones tan explícitas, que Teusaquillo quedaba fuera del recinto urbano, en la parte alta de la ciudad, es decir, por encima de la cota o altura de la actual carrera 3, límite exterior del área urbanizada en el año de 1620.
"Este sitio no pudo ser otro que el que menciona Piedrahíta, al describir a Santafé en 1676, unos 56 años después de Simón: en lo más elevado de la ciudad hay un lugar que llaman "Pueblo Viejo". En efecto: con el nombre de "pueblo viejo" se designaba, y aún es costumbre distinguir, un caserío abandonado por los indios o el primitivo emplazamiento de una fundación asentada por los españoles y luego despoblada o mudada a otro lugar."
La elevación del lugar era importante porque a través de la torre, ubicada en el lugar más alto, se podía vigilar constantemente y registrar todo el campo y sus alrededores con miras a prevenir ataques a la tropa, a sus animales y a sus provisiones. Así que la ubicación era ventajosa, y esa ventaja consistía, según Martínez, en que "Al observar el panorama desde la dominante posición del cuartel de Santafé, en el viejo Teusaquillo, se encontró que el terreno más conveniente a un despejado desarrollo urbano era justamente el que un poco abajo presentaba con suave pendiente el comienzo de la planicie sabanera".
Algunos años después, esa suave planicie sabanera se poblaría de casas, personas, iglesias, instituciones y se llamaría... Santafé.
Próxima entrega: La fundación jurídica de Bogotá
Foto principal: Ilustración del libro Historia de Bogotá Conquista y Colonia. Autor del libro: Juan Vargas Lesmes.
[i] Todos lo expuesto ha tenido como base el trabajo del arquitecto Carlos Martínez, Bogotá, sinopsis sobre su evolución urbana. 1536 - 1900. Bogotá, Fondo Editorial Escala, noviembre de 1976, pág. 18 a 24.