Terminada la Guerra de los Mil Días, el gobierno de José Manuel Marroquín, así como los sucesivos del periodo de la hegemonía conservadora, se dedicaron a desarrollar una política de reconstrucción económica y social, expresada principalmente en la emisión de una serie de leyes cuyo objeto principal estaba dirigido a regular y organizar la administración pública.1
En ese cúmulo de leyes se encuentra la Ley 39 de 1903, que fue determinante para la evolución de la educación en el país. En sus disposiciones quedó expresa la influencia de la iglesia católica en la enseñanza, la distribución de las responsabilidades financieras y administrativas entre la Nación; los departamentos y los municipios sobre la educación, la división rural urbana de la educación primaria, y la división técnica versus clásica de la educación secundaria.
Elementos de la Primaria
La Ley 39 de 1903 trajo una buena cantidad de disposiciones a implementar en las escuelas públicas del país y por supuesto en las de la capital. La primera y más urgente necesidad era contar con locales propios para las escuelas, ya que aquellos inmuebles tomados en arriendo dejaron para la historia relatos de las experiencias con las peores descripciones:
"Al entrar al lugar, la mujer quedó impresionada con el panorama que presenció. En la primera "salita" que visitó, había 91 niños, sentados 11 en un solo banco de 2,5 metros; posteriormente se dirigió una pieza "triste y oscura como un calabozo" en donde encontró 65 niños de bachillerato; en el lugar había tan sólo dos pequeñas ventanas por donde entraba un poco de luz y aire..."2
Para solucionar esas dificultades, la Ley 39 de 1903 y sus reglamentaciones determinaron que las Escuelas Públicas Primarias debían tener un local propio construido de acuerdo con "(...) las prescripciones de las reglas de pedagogía e higiene escolar, formando para ello una Junta encargada de preparar los planos conforme a los cuales debe construirse los edificios.”3.
Otro aspecto de interés para la educación era el relacionado con los textos usados por los maestros para la enseñanza. Se creía que la falta de uniformidad en los textos y métodos de enseñanza causaba “deplorable anarquía” y que se debían desarrollar textos adecuados a la realidad del país. Para solucionar este asunto, se propuso la realización de un concurso que premiara a los profesores que elaboraran los mejores textos y los presentaran a una comisión especial que juzgaría cuál de ellos llenaba las expectativas del gobierno.4
No obstante, es importante destacar el uso de ciertos textos por parte de la administración municipal para la educación primaria, como Cien lecciones de historia sagrada, Catecismo mayor de Pio X, Catecismo del Padre Astete, Libro de Mantilla No 1 y No. 2, Cartillas de Baquero No. 1 y No. 2.
HIMNO NACIONAL. Como solución para el empeño de “despertar y avivar en la juventud el sentimiento patrio, por todos los medios a ello conducentes, se resolvió que en todas las escuelas y colegios públicos del país, los alumnos canten diariamente, al terminar las respectivas tareas, el Himno Nacional, y con tal fin se ordenó imprimir diez mil ejemplares de su letra, que se repartirán en todos los establecimientos de enseñanza pública".5
EDUCACIÓN FÍSICA. De la misma manera, en la vigencia del año 1904 se determinó que, como quiera que la educación física venía tomando recientemente incremento, “ para seguir este movimiento de la enseñanza universal, se ha resuelto que en todas las escuelas y colegios se dé diariamente enseñanza física para el desarrollo de los alumnos mediante ejercicios ginmásticos y militares."6
HIGIENE. Y, finalmente, se reglamentó a través del artículo 41 de la Ley 39 de 1903 que “todo establecimiento oficial o particular, tenga o no internado, estaba sometido a la inspección del gobierno en lo tocante al sistema de alimentación, vigilancia de dormitorios, y demás condiciones esenciales relativas al desarrollo físico y moral de los alumnos."7