Archivo de Bogotá Secretaría General - Alcaldía Mayor de Bogotá

Por Luis Enrique Rodríguez B. - Área de investigación, Archivo de Bogotá.

A mitad del siglo XVI, la legislación real española tenía adoptada una "sucesión de pasos" y exigía una serie de condiciones para fundar un pueblo, villa o ciudad. El arquitecto Carlos Martínez argumenta que la primera etapa de la fundación era el dominio militar del territorio, el cual define con base en su lectura de cronistas. Cita, por ejemplo, a Bernardo Recio en su Relación de cristiandad, cuando afirma que:

"(...) en las Indias llaman "asientos" a un lugar elegido por los españoles para residir transitoriamente en él, dejando a los indios libres en sus pueblos, y porque este lugar se considera inferior a las ciudades y villas".[i]

El "asiento" tuvo carácter puramente militar pues allí las huestes de la expedición de conquista descansaron, se abastecieron y prepararon nuevas acciones de dominio sobre el territorio. Así que la hueste no tenía, desde el punto de vista del Derecho Real y del Indiano, un avance territorial consolidado o estratégicamente importante para que la Corona Española reconociera un mérito.

Fotografía: Fondo Urna Centenaria - Archivo de Bogotá

Según el arquitecto Martínez, "(...) el asiento militar como establecimiento muy particularizado no se cita con frecuencia en los documentos por considerar que no está incluido en el título "De la población de ciudades, villas y pueblos" del libro 4 de la Recopilación de Leyes de Indias", pues se trataba del primer paso militar en el proceso de conquistar pueblos y fundar ciudades.

Por otra parte, Martínez halló razones para pensar que cuando Jiménez de Quesada entró a la Sabana, y desde las alturas de Suba, la bautizó como el "Valle de los Alcázares", tuvo siempre en mente instalar un campamento militar en tanto elegía mejor sitio para fundar pueblo, villa o ciudad pues lo ameritaba su inmenso territorio y su gran número de pobladores. Así, cruzó la Sabana de norte a sur, por su costado occidental y llegó al asentamiento indígena llamado Bacatá o Bogotá. Allí instaló el campamento militar provisional y lo denominó "Real de Nuestra Señora de la Esperanza."

El Real de Nuestra Señora de la Esperanza

Bacatá o Bogotá que, de acuerdo con cronistas e historiadores estaba situado en cercanías y vecindades del actual municipio de Funza, contaba con amplios sitios para alojar la hueste y disponía de labranzas vecinas para proveerse de alimentos, y de tierras fértiles para huertos y pastizales abundantes para sus pocos caballos." Así, lo que hubo en la Sabana en los meses iniciales de 1538 fue en realidad un asiento militar o un real de armas de la hueste de Jiménez de Quesada y no, todavía, una nueva fundación.

Pero como lo indicaba la experiencia de los peninsulares, un campamento militar en medio del campo raso resultaba de difícil protección, y eso ocurrió que, según el Documento Anónimo:

"(...) acaecía, poner los indios de noche fuego a los pueblos, como eran de paja, para quemar en ellos a los cristianos. Y esto hicieron tres o cuatro veces (en Bacatá) y los cristianos estaban ya recatados de esto".

Fotografía: Fondo Urna Centenaria - Archivo de Bogotá

Asedio corroborado por San Martín y Lebrija en su Recopilación sobre la conquista: "ni de día ni de noche, nunca dejaron de darnos guazabaras y muchas escaramuzas, y nos pusieron (en Bacatá) en mucho aprieto de cansancio así de personas como de caballos".

Jiménez de Quesada, consciente de la fragilidad de su campamento militar y del riesgo que tenía de ser arrasado por los ataques indígenas, ordenó buscar otro lugar. Así que "(...) confió a personal subalterno la misión de elegir un mejor sitio para su instalación y nombró dos comisiones: una se dirigió al occidente de Bacatá, hoy Funza, todavía la sede del asiento militar. Otra, al mando de Pedro Fernández de Valenzuela viajó hacia el oriente, hacia la cordillera...

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