Con la abdicación del monarca español Fernando VII, en 1808, en la Península se organizaron juntas de gobierno para resistir al invasor francés y, a la vez, gobernar en ausencia del rey depuesto. Estas juntas pronto organizaron un gobierno "alterno" al de ocupación impuesto por Napoleón. Y esa fue la principal razón para que los criollos, en la Nueva Granada, complotaran contra las autoridades virreinales, y es la razón también por la que indujeron el incidente conocido del Florero.
Luego de los hechos, la tradición señala que más de 50 ciudadanos -entre quienes había sacerdotes, abogados, literatos y militares, estudiantes y profesores- firmaron el Acta, que otorgaba a los criollo, por primera vez, autonomía, capacidad de gobierno y derechos para todos.
Aunque el Acta original se quemó en el año 1900, en el incendio de las Galerías Arrubla, se sabe, sin embargo, cuál era su contenido y quiénes la firmaron gracias a Simón José Cárdenas, considerado en su tiempo como un magnífico calígrafo y miniaturista, y quien en 1846 realizó una excelente reproducción litográfica del documento, que adornó con los retratos en miniatura de algunos de los próceres firmantes y los autógrafos de todos ellos, admirablemente copiados.
Ese mismo año, se hicieron cien copias litográficas en la imprenta Lemercier de París por Rafael Duque Uribe. Para la celebración del centenario de la Independencia, en 1910, fue reproducida por la casa Víctor Sperling, de Leipzig, Alemania. A mediados del siglo pasado, el Banco de la República imprimió otra magnífica copia, que es la que se conoce.
El original de la copia realizada por Cárdenas, al parecer también se quemó, lo cual constituye una especie de sino trágico alrededor de este documento que tiene, como la historia compleja y trágica de Colombia, una vida bastante azarosa.