Hubo que esperar hasta la última década del siglo XIX para que Bogotá tuviera su propio teatro. A pesar desde que desde años atrás existían espacios para este arte, el Teatro Municipal será el primero que no pertenezca enteramente a privados. Con intenciones de promover en la ciudad las artes escénicas, presenciamos en 1887 la unión de varios personajes que protagonizaron este proyecto: el Concejo Municipal, el Alcalde Higinio Cualla (mandatario de la ciudad entre 1884 y 1900) y un artista italiano que visitaba la ciudad llamado Francisco Zenardo.
Después de algunas conversaciones del Concejo con Zenardo, el 22 de junio de 1887 se le delega a este último la tarea de edificar el teatro y se elabora un contrato entre el mencionado con el personero Fernando Cortés en el cual se fijan los términos para la realización de “un edificio que sirva para teatro lírico o dramático, para picadero y para ejercicios gimnásticos y de prestidigitación”.
Como se acostumbra con los contratos realizados por el Concejo Municipal, su validez fue garantizada una vez que se oficializó mediante un acuerdo. En el acuerdo 27 de 1887 que tiene fecha del 30 de septiembre, se hace oficial.
Es de destacar que el proyecto tenía ya un avance notorio respecto a su planeación, pues al momento de firmar el contrato, eran ricos los detalles sobre lo que la obra debía ser. El plano, entregado por Zenardo al firmar el contrato detalla particularidades tales como: un escenario de 12x11 metros, un patio con piso movible de madera que servirá de picadero, una galería superior, sesenta palcos de 1,50x1,40m, el alumbrado de al menos 160 lámparas de gas y el uso de finas maderas. Además, se había definido ya el espacio que se utilizaría. El teatro tendría lugar en el barrio La Catedral, sobre la carrera octava de la ciudad a la altura de la novena cuadra. Allí, la ciudad era propietaria de un edificio en el que durante décadas funcionó la Escuela Santa Clara. Si bien, la posición parecía perfecta por ubicar el teatro en un lugar en el que se concentraba la vida pública de la ciudad, hubo al menos dos percances.
El más inmediato era respecto al tamaño del lote, pues acorde a los planos que aportaba Zenardo y las ideas que el Concejo tenía para el teatro, se requería una parcela de más. El Concejo ofreció tratar de negociar para conseguir un solar que era vecino a la Escuela y al Observatorio Astronómico de la ciudad.
Desde que se proyecta este teatro se ve la necesidad de un espacio un poco más amplio. El distrito se compromete a intentar conseguir los espacios vecinos para una ampliación del terreno presupuestado, especialmente un solar del vecino Observatorio Astronómico. Aquí es cuando aparecen las señoras Paula Fajardo de Cheyene e Isabel Cheyene de Vargas, ambas herederas del finado Cheyene que era esposo de la primera y hermano de la segunda.
El lote que poseían desde el 27 de octubre de 1875, en la carrera 7.ª, a la altura de la cuadra 10 y asignado con el número 187, sería la solución al problema de espacio del teatro. Ellas llegan a un acuerdo con el Concejo a través del Regidor Manuel Ponce de León y venden una parte del solar de 11,4 x 20,98 metros por $8.000. Este contrato se firma el 4 de diciembre de 1887 con la condición de que el Concejo edificaría el muro que dividiría el lote adquirido de la parte que ellas conservarían, apenas cinco días después se hace oficial el contrato por medio del acuerdo 42 del año en curso.
Como consta en las actas del Concejo, el dinero se habría tardado, pues fue hasta el 17 febrero de 1888 que se confirma el pago por medio de un cheque que expide el tesorero del distrito al Banco de Colombia.
Desde que el Concejo había comenzado a buscar este predio, le había advertido al contratista italiano Zenardo que tendría que adaptar la construcción consiguiesen o no el terreno. Zenardo ya había entregado, desde la firma del contrato, unos planos sobre los cuales el Concejo se pronunció así:
“El concejo resuelve que sean nombrados por la Presidencia, de dentro ó fuera del seno del Concejo, los dos arquitectos que han de examinar los nuevos planos presentados por el señor Zenardo”.
El delegado principal para esta labor fue el arquitecto nacional Pedro Cantini y una comisión liderada por el Regidor Lombana propuso en el Concejo que el proyecto entrara a debate de nuevo para agregar algo con lo que Zenardo estaba de acuerdo:
” El Concejo Municipal se reserva el derecho de nombrar un comisionado especial de su seno para que concurra siempre que lo creyere conveniente, al lugar de os trabajos del teatro para que inspeccione estos, informe periódicamente al Concejo acerca del cuidado, orden (…) que se observe en ellos; y también respecto de la manera estricta como se esté levantando el edificio de acuerdo con los planos”. Los planos serían aprobados sin más necesidad de revisiones y se daría continuidad al proyecto, entregando el solar. Tras algún debate, se aprueba la entrega del mismo a Zenardo el 24 de marzo de 1888 con la siguiente proposición:
“El señor Personero Municipal procederá á entregar al señor Francisco Zenardo, empresario del Teatro Municipal, el solar de que trata el acuerdo N. 42 de 1887. Para verificar esa entrega, el señor Personero celebrará con dicho señor Zenardo un contrato adicional, en el cual consten con toda exactitud los linderos del solar en referencia, la capacidad de éste, y los linderos que en definitiva encierra toda el área que ha de ocupar el Teatro Municipal lo mismo
que la capacidad de dicha área. A este efecto el Personero Municipal hará levantar un nuevo plano de toda el área que se da al empresario con sus correspondientes linderos”.
En octubre de este mismo año, mediante el acuerdo número 23 se ordena que una parte del solar comprado a las señoras Paula Fajardo de Cheyene e Isabel Cheyene de Vargas se destine para ampliar el jardín del Observatorio de Bogotá. Por el tamaño del solar y la proximidad con el Observatorio astronómico se acuerda que una parte del solar comprado de destine al ensanche del jardín del mismo, la que queda por fuera del perímetro del Teatro.
El segundo inconveniente tenía que ver con el uso anterior del edificio. Al haber funcionado allí la Escuela Santa Clara desde 1843, generó ciertos descontentos su cierre. En 1889 el Inspector General de Instrucción Pública hace un reclamo al consejo y pide una indemnización. Se nombra una comisión de investigación en el Concejo y se discute esta posibilidad.
Estos inconvenientes retardan un poco la obra. Inicialmente el contrato estipulaba un plazo de 16 meses para la finalización de la obra, es decir, aproximadamente para febrero de 1889. Pero pronto vendría un problema mayor que tendría que ver con la financiación. El acuerdo era el siguiente: El teatro debía ser del Distrito, pero como Zenardo jugaría un papel más que crucial, él podría hacer usufructo del edificio por 15 años a condición de entregarlo en perfecto estado en una ceremonia en la que el Alcalde, dos concejales y el Personero lo recibieran. Zenardo entregó la suma de
$10.000 como garantía. Sin embargo, pese a las voluntades puestas, el dinero resultó limitado.
La formación de una comisión
Para superar el problema de presupuesto, se establece una alianza con el Banco Internacional quien ayudaría con préstamos libres de interés. Se decide además que el proyecto requiere de varias manos trabajando juntas y por eso se crea la Compañía constructora y explotadora del teatro. Modificando el acuerdo inicial por el que únicamente Zenardo tendría derecho a la explotación del teatro, esta compañía emite acciones puestas a la venta para recaudar el dinero suficiente y recibe el usufructo de la obra durante varios años. Sin embargo, la legalización de la compañía constructora del Teatro llegaría en septiembre por parte de Presidente de la República Carlos Holguín (1888-1892) quien da personería a la compañía y la reconoce oficialmente. Gracias a este empujón, se consigue una prórroga de dos años al plazo inicial por medio del acuerdo número 29 de 1888.
La repartición de acciones, cuyo costo individual era $50, fue la siguiente:
Accionista |
Acciones |
Valor |
Francisco Zenardo, valor de los trabajos ejecutados hasta el 20 de Abril de 1889 |
800 acciones |
$40.000 |
Al Departamento de Cundinamarca |
40 acciones |
$2.000 |
Al Municipio de Bogotá |
60 acciones |
$3.000 |
Al señor Luis G Ribas, Gerente del Banco Internacional |
100 acciones |
$5.000 |
A los particulares |
600 acciones |
$30.000 |
Total |
1600 acciones |
$80.000 |
Tal parece que en los ciudadanos particulares las acciones fueron muy bien recibidas, pues en menos de 15 días se recaudaron 16.470.
Esta compañía estaba conformada por Jaime Córdoba, Higinio Cualla, Luis G. Ribas (Gerente del Banco Internacional), Jorge W. Price y Francisco Zenardo en la parte directiva. En la primera definición de roles del 30 de abril de 1889, el señor Ribas fue nombrado como Gerente, el señor Price como segundo gerente, Antonio María Londoño secretario y Zenardo como administrador del Teatro. Sus figuras tenían un papel importante de control en la obra, pues a la fecha había aún más inconvenientes como el que manifestó Zenardo sobre la ausencia del ingeniero encardado de apellido Santamaría, quien durante cinco meses no se había presentado a la obra. Nombrados estos cargos, la junta acuerda:
“Autorízase el Gerente de la Compañía para que, en asocio de los miembros señores Price y Zenardo, celebre los contratos que sean necesarios y convenientes, á efecto de que los trabajos del Teatro Municipal continúen activamente y con la mayor prontitud”
La junta empezó a funcionar con aparente eficiencia y se realizaron varios contratos importantes. En mayo 8 de 1889 se lleva a cabo el proceso de licitación para la construcción de la cubierta del Teatro Municipal. Se había difundido en la ciudad, mediante carteles, una invitación a presentar propuestas a sobre sellado. Para la fecha límite se presentaron cuatro propuestas resumidas en la siguiente tabla:
Proponente |
Detalles |
Costo |
Eleázar Urdaneta y Feliz V. Madero |
Requerían transportar material en carros sin resorte, sobre los cuales el Concejo tenía reparos. Pedía que el dinero estuviera disponible a la presentación de las facturas de pago de obreros y de materiales. Usaría teja metálica y entregaría el proyecto en 6 meses.
|
El valor sería de $15.000 fijos así el costo real llegará a excederlos. |
Mario Lambardy |
Usaría teja del país o de hierro galvanizado, que en el enmaderado los temples estarán separados máximo a 3 metros y los términos de pago en el contrato se definirán. Entregaría el proyecto en ocho meses. |
$ 15.800: $2.000 al principio, $1.500 cada mes y el resto al concluir |
Justo Cabrera |
Uso de teja metálica de 90x 60 cm, requiriendo que la compañía construya el andamio acorde a su exigencia. Entregaría en 8 meses y ofrece fiador. Sobre esta no se aceptó la condición del andamio |
por 18.000 pesos pagados 5.000 a firmar y 1200 cada que acabe el mes |
Pedro P. Calvo |
Detallando con minuciosidad las vigas y materiales proponiendo teja de arcilla y adornos, el uso de planchas de hierro. Entregaría el proyecto en seis meses. Propone fiador |
$16.000 pesos : $5.000 para iniciar y el resto en pagos mensuales. |
Para el 31 de agosto de 1889 se reportan por parte de la compañía avances como la edificación de 711 metros cúbicos de muro usando 355.500 ladrillos, la erección de las columnas del arco armónico, los entresuelos de los corredores y se declaran listos los materiales para la cubierta que tiene ya una armadura sólida. Todo parecía marchar, en especial parece que jugo un importante papel la atención de Higinio Cualla quien todos los días visitaba la obra para resolver problemas menores. Por medio de Price se habían pedido colgaduras, adornos y un cielo a Hamburgo.
Con estos avances, se considera ya desde septiembre que es posible la apertura del teatro para el principio de 1890. Zenardo tomará la batuta respecto a su preocupación por cuál compañía debutará en este nuevo espacio de la ciudad.
Todo listo para el estreno
Viendo tan cercano el día en que el teatro abriera sus puertas, la Compañía empieza a preguntarse por qué se hará con el mismo ¿A quiénes se arrendará? ¿Cuál es el tipo de espectáculo que se quiere para el estreno? ¿Debe ser de un grupo local o debe traerse un grupo extranjero? ¿Habría que empezar con opera? Los accionistas no tardan de ceder a la administración estas decisiones, dándoles potestad para aprobar lo que acuerden. Cuando se supo que la fecha de finalización de la obra sería el 1 de enero de 1890, Francisco Zenardo apostó por la visita de un grupo extranjero, pero a sabiendas del costo que implica, ofrece al Banco Nacional las acciones que posee del teatro en hipoteca por $15.000 pesos, incluyendo sus rendimientos hasta que las mismas sean pagadas de nuevo. El banco niega esta propuesta, pero al compartirla Zenardo en la Junta, recibe un ofrecimiento de Ribas para que el Banco Internacional del cual era gerente, aceptara su solicitud.
El teatro empieza a ser aclamado por el público y su inminente estreno se hace conocer mediante el periódico La Nación al que se le pagaron $130 por sus difusiones. Todo estuvo listo y el 15 de febrero tuvo lugar el gran estreno. Para este se trajo a un grupo de ópera italiano “Opera Compañía Rosa”. Entre 1890 y 1891 las compañías que visitaron el teatro serían las siguientes:
Espectáculo |
Temporada |
Funciones |
Ganancia |
||
Ópera Compañía Rosa |
15 de febrero a 1 de mayo de 1890 |
24 funciones |
$2.700 función) |
($100 |
por |
Ópera |
1 de mayo a 24 de junio de 1890 |
27 funciones |
$5.400 función) |
($200 |
por |
Circo Inglés, Compañía Acróbata Nelson |
12 de agosto a 31 de agosto de 1890 |
11 funciones |
$550 función) |
($50 |
por |
Compañía Luque |
29 de diciembre de 1890 a 15 de febrero de 1891 |
19 funciones |
$1.045 función) |
($55 |
por |
Concierto de George W. Price |
16 de Noviembre de 1890 |
1 función |
--- |
||
Compañía de Antonio Faccini |
1 de julio de 1891 a 1 octubre de 1891 |
--- |
--- |
Documentos
Registro Municipal:
Referencia
Bogotá, Alcaldía Mayor. Instituto Distrital de Cultura y Turismo (1997). Historia del teatro municipal. Santa Fe de Bogotá: El Instituto, La Alcaldía, 1997
Fotografía
Foto sociedad de mejoras. Bogotá 1938.