Por Stephanía Pinzón Hernández.
Los derechos que las mujeres gozan hoy en día, son el producto de luchas históricas que se dieron en diferentes escenarios y que con el paso del tiempo se fueron encuadrando en la construcción del feminismo, que es, como señala Irantzu Varela: “la idea radical de que las mujeres somos personas”. Es así como en el caso de Colombia, en el marco de una constitución política de corte conservador, que en su ideal de familia contemplaba a la mujer únicamente en el hogar, las mujeres buscaron ser reconocidas como ciudadanas y eso significaba tener patrimonio, derecho al voto, reconocimiento de derechos sexuales y reproductivos, entre otros, que hoy, 88 años después del Cuarto Congreso Internacional Femenino, realizado en Bogotá, no son plenos y siguen siendo definidos por hombres.
A continuación, relatamos en qué consistió dicho Congreso bajo la figura de una falsa entrevista, que, a manera de nota periodística coyuntural, pretende narrar de forma diferente cómo las mujeres vivían dicha lucha en la voz de Ilva Camacho, una periodista tildada de” masculina”. Cabe señalar que este relato obedece a la lucha de mujeres privilegiadas, que dada su clase económica y estatus social lograron estudiar en el exterior, caso diferente a las mujeres de sectores populares, que vivieron la ausencia de ciudadanía en peores condiciones.
Doña Ilva Camacho y el Cuarto Congreso Internacional Femenino en Bogotá
Bogotá, 28 de diciembre de 1930. Durante 12 días el teatro Colón de la capital del país se convirtió en el epicentro de las reivindicaciones de las mujeres de toda Latinoamérica, al ser la sede del IV Congreso Internacional Femenino, que contó con la participación de delegadas de Argentina, Chile, Costa Rica, y de gran parte de los departamentos del país.
Entre los temas que allí se discutieron están el derecho al patrimonio, al acceso a la educación y educación pública para mujeres, reformas curriculares orientadas al fortalecimiento de la ciencia, garantías laborales--una legislación para evitar los abusos morales y financieros de los patronos- acceso a la salud, derechos políticos, educación sexual, la creación del Centro Femenino de Historia Nacional, entre otros.
Tuvimos la oportunidad de entrevistar doña Ilva Camacho sobre el Congreso y su ejercicio profesional, pero antes queremos hacer una pequeña reseña de algunas de las invitadas para dimensionar el tipo de evento del que la capital fue anfitriona.
Entre las colombianas que allí participaron se encuentra doña Ofelia Uribe Durán, quien nació en Ibagué el 22 de diciembre de 1900, participó de forma activa en la campaña del hoy presidente Enrique Olaya Herrera, que dio inicio a la segunda República Liberal, a quien además comprometió en apoyar las reivindicaciones de las mujeres. En su presentación habló sobre los derechos civiles de la mujer casada, que contempla entre otros temas, independencia económica y manejo de sus propios bienes, fue una de las ponencias más concurridas que además contó con una importante presencia del parlamento. Sumado a ello señaló: "El feminismo acaba de nacer en Colombia como producto natural de evolución, pero todavía son muchas las mujeres que retroceden espantadas ante la repentina aparición de esa palabra que viene a turbar su mísera condición de siervas humilladas, pero insensiblemente connaturalizadas con su papel de víctimas".
La poetisa María Eastman, nacida en el departamento de Antioquia hace parte del grupo de escritoras antioqueñas, que, junto con María Cano y Fita Uribe, el escritor Luis Tejada considera hermanas menores de Juana Ibarburu y Alfonsina Storni. se graduó con diploma superior de la Normal Antioqueña y ha contado con cargos de responsabilidad en educación. En su presentación junto a Claudia Múnera, habló sobre la educación para mujeres, insistiendo en la necesidad de educación secundaria y la importancia de la sociedad asume esta propuesta, además señaló:
"No creo que un hombre sea más capaz para trabajar que una mujer, y sin embargo se observa la injusticia de que el trabajo de las últimas tiene un valor infinitamente menor que el de los hombres, sin motivo alguno, porque las mujeres trabajan las mismas horas, con mayor eficacia tal vez, porque son más ordenadas y juiciosas que sus compañeros del sexo contrario".
La diseñadora de modas Susana Olózaga de Cabo, quien fue cofundadora de la revista femenina Athenea, propuso establecer el matrimonio civil -lo que por supuesto causó revuelo-, señaló además la necesidad de programas de educación sexual desde la infancia, medidas preventivas de salud pública, e implementar programas de asistencia para todas las clases sociales.
Ana Rosa Segura de Fajardo, directora de la Normal Superior Leonor Álvarez Pinzón e integrante de la Academia de Historia de Boyacá; Evangelina Zambrano Medina, quien fue una de las cuatro colombianas que estudió en el Washington State College ciencias de la educación, para ser luego la subdirectora de la Escuela Normal de Institutoras de Bogotá y la directora de la Escuela Normal de Institutoras de Tunja; la poetisa cucuteña Ana María Rangel Vega, conocida como Alma Luz; Ana María Toscano, directora de la Escuela Normal de Institutoras de Bolívar; Elvira Lleras Restrepo; Beatriz Restrepo Herrera, enfermera visitadora, la primera presidenta de la Asociación de Enfermeras Visitadoras de Colombia; la poetisa Alicia Ruiz Escobar, quien últimamente resuena en los círculos de poesía por sus guiños a la poesía erótica; Sofía Quijano de Ayram, quien es directora del Instituto Montessoriano, y fundadora de la Facultad de Derecho para señoritas establecida el año pasado, adjunta al Instituto y dirigida por el jurisconsulto Alberto Goenaga.
La organizadora del evento, Georgina Fletcher de origen español, experta en heráldica, directora fundadora de la revista Hogar y Patria, presidenta de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, desde el 17 hasta el 26 de diciembre de 1930.
Y por supuesto Ilva Camacho, nacida en Cúcuta, editora de la revista Hogar, un suplemento del diario El Espectador, invitada directamente por don Gabriel cano, su director. Durante el Congreso estuvo particularmente preocupada por el tema educativo en las mujeres.
Entrevistadora: Doña Ilva, cuéntenos sobre el Congreso internacional femenino, ¿de qué se trata?
Ilva Camacho: es un espacio de encuentro, para discutir temas que afectan a todas las mujeres. El Congreso Internacional Femenino se ha desarrollado en otros países, Argentina el primero, Chile el segundo, de nuevo Argentina y ahora aquí. Es la primera vez que las mujeres nos reunimos para tratar estos temas que son únicamente mencionados en la vida privada y ahora los ponemos sobre la mesa en la vida pública, no de forma individual, sino colectiva, además no se había visto un evento de estas dimensiones, lo que nos llevó a extenderlo cinco días más de lo previsto para agotar la agenda de ponencias y participaciones de las mujeres que asistimos.
Entrevistadora: ¿Cuál es la importancia de este tipo de eventos? y particularmente en el caso de Bogotá ¿qué impacto tienen?
Ilva Camacho: Creo que se trata de recoger las inquietudes de las mujeres desde lo que hacen, ya sea la poesía, el diseño de modas, ser editora de una revista, o como Ofelia Uribe que además de educadora tiene conocimientos en derecho, y darnos cuenta que, sin importar la región del país y nuestras ocupaciones, los problemas son los mismos y en definitiva trascienden el hogar, van más allá, que es lo que los hombres no quieren entender.
Por otra parte, el hecho de hacer el evento en Bogotá, a mi parecer, tiene las siguientes implicaciones: permitió la movilidad de los congresistas al Colón y escucharon nuestras ideas de país, porque eso es lo que nos estamos pensando también, la prensa nos visibilizó y medios como El Espectador y El Tiempo publicaron algunas de las intervenciones, así que ese es el impacto, no nos quedamos en lo marginal, sino que habla desde el corazón mismo del país. Así que esperamos que más temprano que tarde, tanto la legislación colombiana, como las ideas que tienen los hombres sobre nosotras, cambie.
Entrevistadora: de acuerdo a su experiencia profesional ¿a qué se debe que las mujeres sean relegadas a ciertos espacios?
Ilva Camacho: precisamente en una de las ediciones de la revista señalaba algo así como:
"Está visto que los límites de nuestro radio de acción son: por el norte, el costurero; por el sur, la cocina; por el oriente, el tocador, y por el occidente el balcón. Luego tratemos únicamente de asuntos domésticos y nada más”.
Aunque en la vida moderna nos hemos ganado ciertos espacios y es posible realizar este tipo de eventos, que hace unos años era casi absurdo imaginarse algo así, y por eso me atrevo a afirmar que la década del 20 marcó algo en las mujeres, no sé cómo explicarlo, pero es como un antes y un después, en fin. Vivimos en una sociedad gobernada por hombres y supongo que no quieren competencia, en alguna oportunidad en la revista señalé que “también poseemos en el cerebro la chispa necesaria para colaborar en las necesidades del mundo”, pero parece que esas necesidades son entendidas por ellos como el hogar y ser guardianas de la moral.
Es por eso que insisto tanto en el acceso a la educación, porque nos permite relacionarnos con otras mujeres, nos da la oportunidad de ser formadas más allá de los deberes de la esposa y la madre, nos da herramientas para ingresar a la universidad y de trabajar. Pues hasta la fecha nos educan para saber los suficiente para tomar la lista de las compras, tocar un instrumento musical sin mayor virtuosismo, solamente para complacer las necesidades del marido y sus amigos.
A eso es importante sumarle otra cosa, el espacio de lo público es dominado por los hombres y es evidente que ellos no quieren perder ese control, es por eso que una mujer, como yo, que tuvo, digamos ciertos privilegios que me permitieron argumentar mi visión de mundo, es insultada con expresiones como ‘bachillera’, o dicen que una mujer culta no puede ser madre.
Ese sentimiento de estar, como tú lo dices, “relegadas” es generalizado. Revisa las presentaciones de todas las mujeres, muchas más progresistas que otras, por supuesto, pero se trata de un grito de auxilio para cambiar esta situación que vivimos nosotras ahora y garantizar opciones a las mujeres que vienen. Ahora, sí así es en la clase media y alta, no quiero imaginar en qué condiciones están las clases populares.
Entrevistadora: Una de sus publicaciones causó revuelo la siguiente conversación: “- ¿Qué prefiere usted, Cristina, ¿casarse o conservar la libertad?
Ilva Camacho: como te decía antes, parece que nuestro lugar natural es el hogar, pero entendido como una cárcel, con fiestas de navidad, los domingos de misa y los eventos de sociedad. Y no es así, se puede ser madre y libre sin que esto signifique un, digamos, ataque a la familia y a las tradiciones, simplemente se trata de entender que el mundo cambia y nosotras tenemos inquietudes más allá de qué vamos a preparar para la cena.
Lo curioso es que no solamente se escandalizaron los hombres, también algunas mujeres manifestaron su molestia frente a esa caricatura, eso debería causar revuelo, el no tener más inquietudes que el hogar.
Entrevistadora: ¿Por qué cree que cuando hablan de su trabajo dicen que usted es una mujer de porte varonil?
Ilva Camacho: son varias las razones, estoy en un terreno de hombres, a las mujeres es normal vernos en temas relacionados con la educación, pero no opinando y mucho menos en una revista llamada Hogar que no publica únicamente recetas para preparar un buen ajiaco.
A las mujeres se nos ha asignado un lugar romántico en la literatura, es normal que escribamos poesía, pero no en prosa, en Colombia parece que se trata de un terreno masculino en el que he incursionado con mucho gusto.
Creo que también tienen que ver con una caricatura que publicamos, no recuerdo la fecha exacta, dos mujeres vestidas a la moda, fumando, conversando sobre sus nuevas ocupaciones, y una le dice a la otra: “- ¡Sí, sería lindo amar! pero no hay tiempo en la vida moderna”. Los hombres han tenido ocupaciones diferentes al hogar, que es en últimas un lugar de paso para ellos, mientras nosotras somos educadas para buscar el amor -pero en el marco de unas normas estrictas de decoro-, encontrar tal vez no ese amor, pero algo similar y dedicar el resto de nuestra vida al hogar. En la imagen señalamos algo completamente diferente a esa tradición.
Dos mujeres que hablan de temas que no se relacionan directamente con el hogar, hablan de la posibilidad de amar, que además no es un tema fundamental y urgente para ellas, pues tienen una vida, y esto es importante, con múltiples ocupaciones, que no necesariamente involucran la construcción de una familia.
¿Es por todo esto que en definitiva me declaro feminista y busco interpelar a las mujeres a que se expresen y lo hago como Ilva Camacho o como ‘Campesina’? quien diría muchas cosas si supiera escribir. Y no soy una periodista de corte varonil, simplemente creo que hombres y mujeres tenemos las mismas capacidades y ya.
Referencias
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