Las movilizaciones sociales que dieron origen a la Constitución del 91: una mirada desde el movimiento "Todavía podemos salvar a Colombia"

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Las movilizaciones sociales que dieron origen a la Constitución del 91: una mirada desde el movimiento "Todavía podemos salvar a Colombia"

Por: mllaiton
Publicado el: Julio 2021
Estudiantes
Dentro de los contenidos de la exposición de la Constitución Política de 1991: un legado para la construcción de paz en Colombia, se ha otorgado un énfasis especial al histórico movimiento “Todavía podemos salvar a Colombia” como ejemplo del poder e incidencia que puede tener la acción colectiva para la transformación política y social del país.

Por Daniela Rodríguez Sandoval, Historiadora de Archivo de Bogotá.

Hace 30 años en Colombia se promulgó la nueva Constitución Política. La Asamblea Nacional Constituyente fue el organismo que se encargó de reunir diferentes sectores sociales y políticos para la redacción de la Constitución, más sin embargo, esta Asamblea fue llamada gracias a la convocatoria de la ciudadanía a partir de la votación de la “séptima papeleta”, una consulta que había nacido del movimiento juvenil “Todavía podemos salvar a Colombia”. Esta nota presenta algunas reflexiones sobre el movimiento juvenil que a finales de los años ochenta fue semilla de la Constitución de 1991 y que además fue agente de cambio en la búsqueda de la paz. Estas reflexiones abren espacio para destacar el compromiso actual que como sociedad debemos seguir para aportar al posconflicto y la celebración de estos 30 años de nuestra Carta Magna.

Vale la pena resaltar que esta nota es apenas un esbozo y una invitación abierta a la exposición “La constitución política de 1991: Un legado para la Construcción de paz en Colombia”, la cual estará disponible al público a finales de julio. Dentro de la exposición se podrán encontrar las fuentes de archivo que impulsaron las reflexiones y el análisis del bosquejo de esta nota. A través de esta exposición el Archivo de Bogotá le sigue apostando a una apropiación social del patrimonio documental y, sobretodo, a un patrimonio vivo que incide en las necesidades del presente.

Entrando en materia, la promulgación de la Constitución de 1991 está directamente asociada a la búsqueda de paz como respuesta a una década inmediatamente anterior marcada por la violencia, la desigualdad, la represión y las transformaciones en el conflicto armado. Los intentos de diálogos de paz se vieron truncados en varias ocasiones por las formas como se persiguió a la oposición política, mientras que la violencia escaló en atentados terroristas, el crecimiento de los cárteles del narcotráfico, el paramilitarismo y hechos como la toma y retoma del palacio de justicia en noviembre de 1985.

En este contexto es posible evidenciar algunas transformaciones en sectores sociales como la juventud. Por un lado, se puede ver a este sector social como una “población en riesgo” y principal víctima del aumento de la violencia en las ciudades, especialmente por el fenómeno del sicariato1. Pero además la juventud empieza a abrirse campo como un actor político y de la cultura popular, ampliando su participación más allá de los movimientos estudiantiles, especialmente el universitario. El movimiento juvenil pasa a ser además, la expresión de las clases medias que buscaban una expresión política más allá de la condición de estudiante universitario2.

Imagen 1. Colección Privada Jorge Silva. Manifestaciones. Código de referencia: AB.04.23.08.07

Las transformaciones económicas neoliberales, junto con el conflicto armado, formaron una identidad de los jóvenes en constante choque con el Estado, dando dos escenarios: poca participación política tradicional de una mayoría de esta población, explicada en una ausencia de una meta nacional y la pérdida de un rumbo para la sociedad3; y por otro lado, la organización de los grupos juveniles como actores políticos activos, quienes respondían a las condiciones apremiantes de los sectores populares y a nuevas lógicas de politización en colegios, barrios populares e incluso desde algunas opciones políticas de izquierda4.

Es así que se evidencia un giro en el aumento de la atención que tanto los jóvenes, como el Estado, empezaron a prestarse entre sí5. Con la politización de la juventud, el movimiento estudiantil empezó a visibilizar las condiciones de violencia, un estado débil y las apuestas por una Constituyente. El Estado por su parte empezó a redirigirse a esta población, desde la Constitución y las diferentes instituciones estatales, para con ello considerar a la juventud como un sujeto político y de derechos, con la clara intención de conquistarlo en una lucha contra el abstencionismo y la negación política.

Bajo las circunstancias presentadas anteriormente surge la movilización estudiantil que reclamaría una salida a través de una Asamblea Nacional Constituyente. Esta iniciativa empezó con las universidades privadas en rechazo al asesinato del candidato liberal Luis Carlos Galán. Luego, se extendió por todo el país y allí nació el movimiento “Todavía Podemos Salvar a Colombia”, que tuvo un amplio apoyo de universidades públicas y privadas, los diversos sectores políticos, los diferentes gremios de trabajadores y educadores, y en general, de la ciudadanía que veía en el movimiento un llamado a la esperanza. Allí empezó a consolidarse una forma de transformación social y política que ya no provenía de quienes ejercen el poder o de las instituciones, sino desde la ciudadanía misma a través de la acción colectiva.

El resultado de esta acción colectiva fue un conglomerado en el que los sectores estudiantiles universitarios convergieron ante la búsqueda de una salida al conflicto armado, yendo más allá de una lucha gremial y avanzando a una “sensibilización ciudadana”6. Bajo esta idea empezaron a germinar las exigencias para la formación de una Asamblea Constituyente. La primera manifestación que se presentó fue la “Marcha del Silencio”, realizada el 25 de agosto de 1989, donde cerca de unos 25 mil estudiantes y jóvenes salieron a las calles de la capital. Allí se estableció el movimiento “Todavía podemos salvar a Colombia”. Este movimiento era diverso y abierto a la discusión, pues presentaba especialmente dos variantes de enfoques, la primera de las universidades privadas que apoyaban a las instituciones del Estado y el rechazo a la violencia guerrillera, frente a la segunda de las universidades públicas que responsabilizaban al Estado por estos hechos de violencia y persecución.

Además de las movilizaciones en las calles, desde este movimiento se propuso la histórica “Séptima Papeleta” que fue inicialmente apoyada por un Comité Pro-Constituyente y algunos sectores que defendían los diferentes acuerdos de paz que se adelantaban en el momento. Después se extendió a los estudiantes, y de ahí a la ciudadanía en general7. En fuentes de archivo del Fondo del CINEP (ver imagen 2) es posible identificar las noticias de prensa que rastrearon este proceso histórico y permite cuestionar los debates que se suscitaron en la época por estos “quijotes” (estudiantes) que defendieron la Séptima Papeleta. Lo anterior, teniendo en cuenta que la campaña del movimiento promovió la inclusión de esta papeleta que se sumaría a las otras papeletas electorales destinadas a la votación para el Senado, Cámara, Alcaldes, Asambleas Departamentales, Concejos municipales y Juntas de Acción Comunal (JAC), en las elecciones del 11 de marzo de 1990. La figura de la “papeleta” fue quedando en adelante abierta en la población como una opción para convocar a una Constituyente, bajo una idea que a su vez se venía discutiendo desde por lo menos los años setenta8.

Imagen 2. Constituyente: la fórmula de los jóvenes; los quijotes de la séptima papeleta. El Tiempo, 1990. Centro de Investigación y Educación Popular - CINEP. Código de referencia: CO.11001.AB.04.6. Número Topográfico: BC0903-1990-1S-18

Los resultados de la séptima papeleta ante el postulado “Voto por Colombia SI a una Asamblea Nacional Constituyente (...)” lograron un 89% de apoyo. Este resultado evidenció por un lado la voluntad del pueblo colombiano en las urnas, pero también que la acción e iniciativa transformadora de las bases constitucionales del país provinieron de la acción colectiva, los movimientos sociales, la ciudadanía y en últimas de la juventud que desde las calles logró impulsar un verdadero cambio estructural para Colombia.

A manera de reflexión final, se evidencia que si bien el movimiento juvenil venía dando sus puntadas desde la revolución cultural de 1968, vió en la década de los ochenta una oportunidad para hacerse rico y diverso en el debate de las cuestiones nacionales. El balance que se puede observar es de la superación de los espacios de discusión y movilización desde solo identidades gremiales como el estudiantil y las clases populares, para dar paso a un encuentro de toda la ciudadanía. Esa búsqueda por la paz terminó por abrir nuevos espacios de inclusión, para con ello construir democracia incluso antes de que se promulgara la nueva constitución, reflejando el interés de la ciudadanía joven y crítica por construir y cimentar un nuevo país que fuera acorde a sus necesidades individuales y colectivas.

El papel de estos jóvenes debe ser visto como pilar fundamental de la democracia, y su responsabilidad en el presente esta más que vigente frente a las exigencias en materia de oportunidades, justicia, educación, paz, e inclusión. A hoy queda no solo una lección del pasado, un hito, sino un diálogo constante de que el país no solo se forja por sus instituciones y el Estado, sino que es responsabilidad de todos a través del encuentro constante de la ciudadanía, especialmente la más interesada en construir un futuro sostenible como sociedad, es decir, la juventud. Desde este grupo social está el deber de defender la diversidad, la igualdad, los derechos humanos y en últimas lo que nos ha dejado la Constitución Política de 1991. Estos aspectos resultan ser muy ricos para una democracia, especialmente una en la que se está buscando constantemente la paz.

Fuentes y/o bibliografía

  • Cubides C, Humberto. “Participación política y organización de jóvenes en Colombia vista desde la tensión ´Plan de organización-plan de consistencia´”. En Alvarado, Sara Victoria. Vommaro, Pablo A. Jóvenes, Cultura y Política en América Latina: Algunos trayectos de sus relaciones, experiencias y lecturas (1960-2000). Buenos Aires: Clacso. Homo Sapiens Ediciones, 2010.
  • González Posso, Camilo (Compilador). Memoria para la democracia y la paz: veinte años de la Constitución Política de Colombia. Bogotá: Agencia Catalana de Cooperación al desarrollo. Alcaldía Mayor de Bogotá, 2012.
  • Reina Rodríguez, Carlos Arturo. Cuando el rock iza su bandera en Colombia: aproximaciones a los imaginarios de jóvenes a través de 40 años de música rock. 1ra parte. Bogotá: Carlos Arturo Reina, 2004.
  • Rey Hernández, Pilar Adriana. “Luchas estudiantiles universitarias en Bogotá, 1980-1991”. Ciudad Paz-ando vol.6, no.2 (2013): 64-79.

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1 Fenómeno que consiste en el homicidio por encargo, en este caso, por ajustes de cuentas dentro de la organización del narcotráfico y otros negocios ilícitos de bandas criminales, especialmente desarrollado en las ciudades del país.

2 Cubides C, Humberto. “Participación política y organización de jóvenes en Colombia vista desde la tensión ´Plan de organización-plan de consistencia´”. En Alvarado, Sara Victoria. Vommaro, Pablo A. Jóvenes, Cultura y Política en América Latina: Algunos trayectos de sus relaciones, experiencias y lecturas (1960-2000). (Buenos Aires: Clacso. Homo Sapiens Ediciones, 2010), 117.

3 Cubides C, Humberto, 120.

4 Cubides C, Humberto, 120.

5 Reina Rodríguez, Carlos Arturo. Cuando el rock iza su bandera en Colombia: aproximaciones a los imaginarios de jóvenes a través de 40 años de música rock. 1ra parte. (Bogotá: Carlos Arturo Reina, 2004), 10.

6 Rey Hernández, Pilar Adriana. “Luchas estudiantiles universitarias en Bogotá, 1980-1991”. Ciudad Paz-ando vol.6, no.2 (2013): 64-79.

7 González Posso, Camilo (Compilador). Memoria para la democracia y la paz: veinte años de la Constitución Política de Colombia. (Bogotá: Agencia Catalana de Cooperación al desarrollo. Alcaldía Mayor de Bogotá, 2012), 67

8 González Posso, 68.