Cuando el Concejo impuso el uso del corsé

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Cuando el Concejo impuso el uso del corsé

Por: jstorres
Publicado el: Marzo 2020
A comienzos del siglo XX, el Concejo de Bogotá quería fomentar el uso de la ya para entonces en desuso prenda femenina.

El fondo Concejo de Bogotá es uno de los fondos más importantes del Archivo de Bogotá. Desde su creación, ha sido el encargado de tomar las decisiones más importantes sobre políticas de la ciudad. Pero esta entidad no solo discutían asuntos exclusivamente políticos y económicos concernientes a la ciudad, también analizaban propuestas llegadas de los mismos ciudadanos. Una de esas propuestas estaba relacionada con fomentar una industria de corsetería nacional

El corset: una de las prendas más amadas y odiadas del mundo de la moda. Esta prenda apareció en la antigua Creta, pero fue hasta finales del siglo XV que se convirtió en una pieza indispensable del atuendo tanto de mujeres como de hombres. Los primeros corset eran estructuras muy rígidas (algunos llegaron a ser de metal). Su objetivo era afinar la cintura y disminuir el busto o resaltarlo según transcurrían los años. La obsesión por una cintura diminuta llegó al punto de que el corset se colocaba cada vez más apretado. Esto podía llegar a comprimir ciertos órganos llegando a impedir la reproducción, pues se decía que provocaba abortos, e inducir la asfixia.

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Por todo ello proliferó el discurso higienista en contra de este atavío. Se destacaron médicos como Samuel vön Sommering, quien ya desde 1790 hizo popular los daños que causaba, y M. Bounard con su publicación de 1770, “Dégradation de l´espece par l´usage des corps a baleine”. Le siguieron William Wilberfoce-Smith, cirujano, (Inglaterra, 1759 - 1833) y Robert Latou Dickinson, ginecólogo (Estados Unidos, 1861 - 1950). Tanto se sintió la protesta que para finales del siglo XIX esta prenda fue perdiendo terreno gracias a las intervenciones de Paul Poiret y finalmente Coco Chanel, quien con su estilo garçonne propuso la liberación y simplificación de la figura femenina. Sin embargo, el corset no desapareció. Por ejemplo, es una de las piezas características del movimiento que se denominaría Gótico.

Con todo, algunos profesionales veían beneficios, con ciertas modificaciones. Uno de ellos, el doctor Ludovic O´Followell presentó un corset ortopédico para proteger y corregir desviaciones de la espalda (puede ser el inicio de las fajas). Estaban hechas con telas más flexibles y se ajustaban al cuerpo del usuario. Es esta técnica posiblemente fue la que aprendió la señora María Luisa Santos en Francia, lo que se podría denominar como corsetería ortopédica. La señora Santos viendo su conocimiento como provechoso, envío el 24 de agosto de 1912 una oferta al Concejo Municipal solicitando apoyo para crear una industria nacional de corsetería. Tengamos en cuenta que esta prenda llegaba al país importada de Europa, principalmente.

En su memorial ella cuenta que con mucho esfuerzo viajó a París “con el fin de traer una nueva industria a mi Patria la de la corsetería, la cual debido a estudio detenido he logrado levantarla a la altura que se necesitaba”. Aduce que lo perjudicial de esta prenda se deriva de su incorrecta confección. Afirma que, si se siguen las reglas de este arte, no debería ser dañino. Para comprobar esto, envió un cartel con las recomendaciones de varios médicos locales avalando su producto. Expone como beneficioso la utilidad que puede significar esta industria puesto que ya no tendría que pedirse al extranjero “un artículo de uso general” colaborando así al progreso del país.

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Otra propuesta alternativa a la primera de la señora Santos era la de enseñar este arte a las señoritas y así darles una oportunidad de obtener un sustento “de tal modo que queden en capacidad de trabajar por sí solas”. Por un pago anual de $5.000 y algunos materiales, ella se comprometía enseñar en los distintos barrios de Bogotá.

Si es cierto, el Concejo Municipal se entusiasmó con la idea, dejó claro que se salía de su competencia por lo que decidió proponer pasarlo al Congreso de la República. Y aunque no hay estudios sobre el posible desarrollo de esta idea, si reconocemos la confección de corset como pequeñas industrias artesanales a la usanza y grandes confeccionistas y distribuidoras de fajas que se asemejan al corset.

 

Por Ima Poveda[1]

 

Historiadora del Archivo de Bogotá, candidata a magister en historia, Pontificia Universidad Javeriana

 


[1]                                Historiadora. Candidata a Magíster en Historia, Pontificia Universidad Javeriana