La nomenclatura de Bogotá

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La nomenclatura de Bogotá

Por: jstorres
Publicado el: Junio 2018
El origen del nombre de las calles de la ciudad, herencia española.

Por: Stephanía Pinzón H.

La ciudad está organizada en calles y diagonales, carreras y transversales. Para llegar a éste punto fueron necesarios más de 300 años de intentos de organización territorial y de olvidos sobre la importancia de ésta. Es importante señalar que la lógica de la organización de las ciudades de ésta forma fue traída durante la conquista e implementada en la colonia, esto no significa que antes de los españoles en lo que hoy conocemos como Bogotá, no existiera un sistema de organización. En el momento de la conquista el Altiplano Cundiboyacense estaba densamente poblado, con una organización política, y económica fuertes hasta el comienzo de la República.

En el momento de la conquista, España no disponía de legislación urbana clara, razón por la cual, los primeros asentamientos fueron producto de ordenanzas, capitulaciones, instrucciones y cédulas reales (Zambrano & Bernard, 1993), fue hasta 1514 que se expidieron las primeras normas urbanas y actualizadas en 1529. Bajo esas normas Gonzalo Jiménez de Quesada supuestamente debía fundar Bogotá, sin embargo, no fue así. En un primer momento Bogotá fue fundada en Funza el 5 de abril de 1538, territorio conocido por el pueblo muisca como Muequetá. Después de despojarlos, asesinar a los Zipas Tisquesusa y Sagipa; y ejercer una dominación militar, se trasladó a un territorio destinado al recreo del Zipa, conocido como Teusaquillo ubicado en la actual carrera 2a con calle 13 justo donde se encuentra ubicado el Chorro de Quevedo. Allí el 6 de agosto del mismo año ordenó la construcción de 12 chozas y configuró un asentamiento militar, contrario a lo ordenado por la ley, que consistía en el reparto de solares, la definición de calles con la traza ortogonal y la ubicación de plazas.

No fue sino hasta 1539 que fue realizada la fundación jurídica de la ciudad denominada Santafé, mediante la asesoría de Sebastián de Belalcazar, que adelantó la instalación de un gobierno civil con cabildo, regidores, alcaldes, escribanos, se definen las áreas de vivienda, casas de gobierno, cárcel.

Tanto Bogotá como poblado de indios y Santafé residencia de los conquistadores coexistieron. En este periodo las calles recibieron nombres con alusiones religiosas como la Calle de Santa Clara

En el siglo XVIII con el virreinato de la Nueva Granada se hizo evidente el tipo de organización colonial no había creado un conjunto integrado, la estructuración de la ciudad obedecía a la lógica norte sur y reproducía la lógica metrópoli-colonia en tanto las ciudades estaban distribuidas como la “república de blancos” las ciudades y la “república de indios” los campos, además de desconocer las dinámicas internas a un segundo plano. Sin embargo, no fueron realizadas mayores acciones para cambiar esta situación.

Cada vez es más evidente el mestizaje en la ciudad con la invasión de negros, indígenas y cómo los blancos pobres se iban al campo.

de borja.jpg

Empezaron a ser acotados nombres que hacían alusión a personas, hechos o características de las calles, como la calle de la Fatiga debido a la pendiente que alcanza la calle 10 a la altura de la carrera 4, la calle Cara de Perro por un espanto de la tradición popular, la de las Bejares por la casa de la familia Bejares, la del Chorro de Santo Domingo por el convento, “Todo nombre de la ciudad implicaba una asociación que permitía materializar en la mente de los habitantes una forma colectiva de percibir el espacio” (Mejía, 1999).

Con la independencia se eliminó también el orden jerárquico tradicional del ordenamiento del territorio, un proceso que se estaba dando lentamente desde el siglo XVIII, pero que después de 1810 se aceleró. A esta situación hay que sumarle la nueva distribución espacial de la población con el aumento de los centros de concentración y el aumento del tamaño de éstos.

El ordenamiento territorial y el desarrollo de Bogotá no tuvo mayor avance en la primera mitad del siglo XIX, producto de las guerras civiles, los limitados recursos con los que contaba. La ciudad hasta 1912 estuvo organizada en parroquias, siendo La Catedral y Las Nieves las más extensas con el 72% del área urbana de la ciudad.

 

Año

La Catedral

Índ. Crec.

Las Nieves

Índ. Crec.

Sta. Bárbara

Índ. Crec.

San Victorino

Índ. Crec.

Total manzanas

Índice general de crecimiento

1801

74

100

50

100

17

100

32

100

173

100

1824

74

100

50

100

39

229

32

100

195

113

1852

74

100

50

100

39

229

32

100

195

113

1978

82

111

70

140

51

300

47

147

250

145

1885

2

111

70

140

51

300

47

147

250

145

1894

79

107

82

164

63

371

57

178

81

62

1902

79

107

83

166

63

371

59

184

284

164

1906

79

107

98

196

63

371

60

188

300

173

1912

79

107

81

162

101

594

52

163

313

181

 

 

Tomado de: Mejía, G. (1999) Los años del cambio. Historia urbana de Bogotá 1820-1910

 

El aumento de la población, así como de los flujos migratorios llevó que el mal estado de las calles se hiciera notorio, al ser cada vez más difícil el tráfico por ellas, lo que llevó a regular el tránsito no sólo vehicular, sino peatonal.

La calle, las plazas, los chorros, las pilas se configuraron como escenario de encuentro, el reducido espacio público fue apropiado a partir de leyendas, santos, situaciones del ámbito popular, sin embargo, las élites republicanas y burguesa impusieron un sistema de nomenclatura que anulaba esa tradición desde la que se construyó dicho espacio, transformando el mapa mental de los capitalinos.

Durante el siglo XIX Bogotá tuvo cuatro sistemas diferentes de nomenclatura el colonial que funcionó hasta 1849, año en que se implementa el segundo en cabeza de Vicente Lombana, gobernador de la Provincia de Bogotá. Las calles cambiaron de nombre de acuerdo a la gesta libertadora, entonces la calle Cara de Perro, pasó a llamarse Carrera de Chiriquí, calle 2da. La Calle del Arco cambió a Carrera del Banco, a pesar de la resistencia de la ciudadanía.

La tercera estuvo viva solamente unas semanas de 1876, esta vez propuesta desde el Cabildo, de adaptar el sistema de Nueva York, entonces “la calle colonial de las Bejares, que se había convertido en 1849 en la Carrera de Barinas, calle 1ª., quedaba ahora, en 1876, localizada como Calle 11 al Norte” (Mejía, 1999).

En la ciudadanía no caló el modelo de Nueva York, por lo que fue retomado el modelo de nomenclatura anterior. Y finalmente en 1886 fue diseñado un esquema de nomenclatura adecuado a la realidad de la ciudad: las calles de oriente a oriente a occidente: Las Cruces hasta San Diego y las carreras enumeradas de sur a norte de la iglesia de Egipto hasta los extremos de San Victorino. El debate giró en torno al lugar que debía ser el punto cero: inicialmente consideraron que fuera la Plaza Mayor, finalmente se decidieron a que fuera la manzana más alejada de la ciudad en los cerros orientales.

calle sola_0.jpg

Entonces, el antiguo chorro de Santo Domingo ubicado en la calle del mismo nombre, pasó a estar ubicada en 1849 en la carrera de Santa Marta, calle 1ª.; en la nomenclatura de 1876, sobre la Calle 3ª. al norte; y finalmente desde 1886, en la calle 13 entre carreras 7 y 8.

Estos cambios de nomenclatura transformaron el mapa mental de las y los capitalinos, que fue aceptada y apropiada por la ciudadanía, sin embargo, es importante señalar que se trató de una imposición de las élites que gobernaron la ciudad, significó la destrucción de hitos urbanos, sumado a ello trajo consigo la transformación de la ciudad vivida por los sectores populares, como el reemplazo de plazoletas por parques, el traslado de plazas de mercado, como Plaza Mayor a la plaza de La Concepción, lo que implicó la marginalización de dichos sectores.

A ciencia cierta se desconoce mucha información de la nomenclatura de Bogotá, debido a la pérdida de documentos de antes de 1900 como el acta de fundación de Bogotá o el acta de independencia, después del incendio de las Galerías Arrubla.

Bibliografía

De la Rosa, M. (1988). Calles de Santa Fe de Bogotá (2nd ed.). Bogotá: Concejo de Bogotá.

Mejia, G. (1999). Los años del cambio. Historia urbana de Bogotá 1820-1910. Bogotá.

Zambrano, F & Bernard, O. (1993). Ciudad y territorio. El proceso de poblamiento en Colombia. Academia de historia de Bogotá. Instituto Francés de Estudios andinos, Fundación de Estudios Históricos Misión Colombia.

Therrien, M. (1998). Bases para una nueva historia del patrimonio cultural: un estudio de caso en Santafe de Bogotá. Fronteras, 3(3), 75-119.


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