Por Juan Francisco Malagón Camargo
Trabajo en el área de organización y descripción de los fondos del Archivo de Bogotá y en la ejecución de mis actividades recurrentemente encuentro documentos que me trasladan a momentos trascendentales de nuestra historia. Algunos de estos momentos son trágicos y están marcados por sangre que, al ver las continuidades, nos invitan a repensarnos como sociedad. El Decreto 380 de 1959[1] es uno de estos documentos. Aquí se dispone que una comisión del Senado gestione con las autoridades eclesiásticas y el gobierno nacional la inhumación y el traslado del cuerpo de Uriel Gutiérrez y otros 7 estudiantes del Cementerio Central a la Capilla de la Universidad Nacional de Colombia. Al acto tiene lugar el 8 de junio y a él acuden el alcalde y otros altos dignatarios. Sin embargo, ¿Quién era Uriel Gutiérrez? Y ¿Qué ocurrió el 8 de junio?
Para dar respuesta a estas preguntas debemos primero trasladarnos a 1929. El 7 de junio de este año los estudiantes de la Universidad Nacional se congregaron en las calles para protestar en contra del gobierno del presidente Miguel Abadía Méndez. “A su paso por el Palacio de la Carrera (nombre que tenía la actual Casa de Nariño) [la manifestación] fue hostigada por la policía.”[2] En la confrontación la policía dispara cegando la vida Gonzalo Bravo Pérez.
La muerte de Gonzalo Bravo tendría consecuencias de distinta índole. A nivel nacional este episodio, atado a otros acontecimientos como La Masacre de las Bananeras, así como a numerosos conflictos sociales y políticos, desencadenó el nombramiento en las elecciones de 1930 del presidente liberal Enrique Olaya Herrera, dando por terminadas décadas de gobiernos conservadores. Para el movimiento estudiantil, Gonzalo Bravo se convirtió en un mártir y el 8 de junio, día de su velación, conmemora “El día del estudiante”.
El fin de la hegemonía conservadora trajo consigo numerosos cambios sociales y políticas, pero no significó el fin de la violencia en Colombia. Es así como 25 años más tarde, el 8 de junio de 1954, la historia de Gonzalo Bravo parece repetirse con otros actores. En esta fecha se congregaron grupos de estudiantes con el fin de homenajear al estudiante caído en 1929. Para la ocasión se prepararon actividades deportivas y lúdicas. El ambiente era festivo hasta que irrumpió la policía dictando la orden de evacuación del campus de la Universidad Nacional donde se aprestaban a ingresar los estudiantes. Estos se opusieron y la respuesta fue violenta. En el hecho murió Uriel Gutiérrez, estudiante de medicina, por un disparo ejecutado por la policía. Al día siguiente se convocaron nuevas manifestaciones para rechazar el asesinato, pero cuando la protesta se dirigía hacia el centro de la ciudad la policía intervino nuevamente dejando a su paso otros nueve estudiantes asesinados: Álvaro Gutiérrez Góngora, Hernando Ospina López, Jaime Pacheco Mora, Hugo León Velásquez, Hernando Morales, Elmo Gómez Lucich, Jaime Moore Ramírez, Rafael Chávez Matallana y Carlos J. Grisales.
El contexto histórico de 1954 distaba mucho del de 1929, sin embargo, la muerte Uriel Gutiérrez nos permite trazar continuidades en el manejo de la protesta social, la importancia del movimiento estudiantil e incluso en las consecuencias:
Antes de la muerte de Uriel Gutiérrez el gobierno militar contaba con un amplio reconocimiento. La amnistía general decretada por el general Rojas Pinilla tuvo como resultado una disminución sustancial de la violencia.[3] Después de décadas de desangre de violencia partidista está política de pacificación era un bálsamo para la sociedad colombiana. No obstante, la muerte de los estudiantes rompió con este espejismo; la alianza de facto que existía entre la elite política y los militares estaba fracturada. De igual forma cómo ocurriera con Gonzalo Bravo, Uriel Gutiérrez se transformó en un símbolo del movimiento estudiantil.
Invitamos a los investigadores a explorar los diferentes fondos y colecciones del Archivo de Bogotá en búsqueda de documentación que pueda enriquecer la discusión, como, por ejemplo, un reconocimiento que hace la municipalidad a las fuerzas militares a tan solo tres días de haber ocurrido la muerte de Uriel Gutiérrez, el 11 de junio de 1954, desestimando de alguna manera la gravedad de los acontecimientos.[4]
[1] Alcaldía de Bogotá. Decreto 380 de 1959. (1959). Archivo de Bogotá, Fondo Secretaría General, Serie Decretos. Caja 33, carpeta 1, folio 185.
[2] Roberto Romero Ospina. “La estela de sangre estudiantil de junio de 1954 y la valentía de El Espectador” (8 de junio 2017). Diario El Espectador. En línea (8 de septiembre de 2020) < https://www.elespectador.com/noticias/bogota/la-estela-de-sangre-estudia...
[3] Guzmán Campos, Germán. “La Violencia Política en Colombia – Tomo I” (2005). Editorial Taurus. Bogotá. P.117.
[4] Alcaldía de Bogotá. Decreto 349 de 1954. (1954). Archivo de Bogotá, Fondo Secretaría General, Serie Decretos. Caja 24, carpeta 2, folios 50-51.