Archivo de Bogotá Secretaría General - Alcaldía Mayor de Bogotá

Por Ima Poveda

Los libros necrológicos son uno de los tesoros que guarda el Archivo de Bogotá. Estos pertenecen al Fondo Secretaría de Salud. Son libros de gran formato, manuscritos que registran el fallecimiento de las personas en la ciudad de Bogotá.

A finales del siglo XIX, el municipio, preocupado por los problemas de higiene, organizó instituciones tendientes a reglamentar y proyectar soluciones sobre los problemas de salud que aquejaba a los bogotanos. Estas tenían la obligación de rendir informes y establecer estadísticas. La importancia radica en que estas estadísticas soportaban (y aún soportan) las propuestas de planes y políticas gubernamentales y, además, se utilizaban para adelantar estudios sobre epidemiología, demografía, investigaciones y análisis del sector salud, estadísticas de salubridad y sobre la organización de los servicios de salud en la ciudad.

En el Archivo de Bogotá se encuentran 60 libros desde 1900 a 1957. Antes de 1900 no existen esta clase de registros porque estos documentos estaban juntos a los demás que se quemaron en las galerías Arrubla en 1900, donde se ubicaba el Palacio Municipal.

1909

1931

Estos libros se crearon para tener acceso a información básica sobre defunciones. La información de las personas fallecidas se organiza según el consecutivo del número de licencia. Una de sus principales características de este registro es que permitía la identificación y localización de estas personas. Estos libros eran elaborados por escribientes de los servicios de higiene, que por lo general eran médicos. La información que recogían era el nombre del fallecido, los nombres de sus padres o cónyuge, la edad, el lugar de procedencia, el estado civil, la ocupación, la fecha, lugar, causas de la muerte y el nombre del médico que firmaba la certificación de fallecimiento. Estos libros necrológicos certificaban la muerte de una persona

Antes de la organización de los servicios de higiene, esta tarea la realizaba la iglesia junto a los bautismos y casamientos. Hasta 1938 fue organizado la expedición de estos registros de defunción con la Ley 92 de este año donde los notarios eran los responsables de esta tarea y en caso de su ausencia, el alcalde asumía esta responsabilidad.

La información que suministra estos libros son esenciales para adelantar estudios genealógicos, completar información en caso de reclamos ante el Estado como, por ejemplo, el cobro de pensiones y demás beneficios, etc. En estos libros se podrá encontrar la información de manera sucinta y veraz de los certificados de defunción de las personas fallecidas en Bogotá entre 1900 y 1957.