Bogotá, 1905: las tareas de la paz

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Bogotá, 1905: las tareas de la paz

Por: jstorres
Publicado el: Junio 2020
La antigua estación del ferrocarril de la Sabana, fue testigo de un hecho histórico a comienzos del siglo XX.

El 3 de enero del año 1905, la modesta estación del Ferrocarril de la Sabana de Bogotá, -todavía sin la majestuosa entrada diseñada y construida una década después por los arquitectos William Lidstone y Mariano Sanz de Santamaría- se vio ocupada en toda su capacidad por los soldados del batallón Girardot del ejército colombiano, cuyos hombres salían de la capital a labores encomendadas por el gobierno nacional del Presidente de la República, el general Rafael Reyes.

Apenas habían pasado tres años desde que se apagaran los fuegos de la terrible Guerra de los mil días, y en las regiones se vivían las consecuencias del conflicto: pobreza, abandono, ignorancia, desolación, escasez, hambre, entre otros, eran los compañeros cotidianos de los campesinos.

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A mejorar esas carencias apuntaban las acciones del nuevo gobierno. Y este acto de despedida del batallón era de suma importancia para la política que se pretendía desarrollar. Dirigiéndose a los jefes, oficiales y soldados, el propio presidente Reyes les dice:

"(...) he venido a despediros, porque sois el primer cuerpo del Ejército Nacional que armado de rifle para defender la paz y la tranquilidad públicas, y de las herramientas de zapadores, marchará a luchar contra los malos caminos y las malezas que ya los cubren, para abrir el paso al comercio y la civilización."

Con este mensaje quería el presidente Reyes acentuar la importancia de la labor que en época de paz podía desarrollar el ejército en beneficio de los ciudadanos de la maltrecha república Colombiana, todavía aturdida después de la separación de Panamá. Y continuaba Reyes:

"(...) Otros cuerpos os seguirán bien pronto, y de esta manera nuestros conciudadanos verán que las contribuciones que pagan son bien retribuidas. Estoy seguro que seréis modelos en la disciplina militar, que debe ser escuela de todas las virtudes del hombre. (...) Marchad con el corazón tranquilo y satisfecho, porque no vais a matar hermanos sino a regar con vuestro sudor el campo del trabajo."

Una semana después, el lunes 9 de enero de 1905, a las 10 de la mañana, el presidente Reyes acudió a despedir 500 hombres zapadores del Batallón Primero de Artillería que acudieron a la Estación del Ferrocarril del Norte -en esos años ubicada en lo que hoy es el costado occidental de la avenida Caracas entre calles 17 y 18- para asumir las tareas encomendadas. Las palabras del presidente fueron las siguientes:

"Señores jefes, oficiales y soldados del Batallón Primero de Artillería: ayer desfiló el Batallón Girardot organizado en zapadores, como lo estáis haciendo vosotros, a componer el camino de Honda a esta ciudad, que está casi perdido. Hoy os toca vuestro turno: vais a trabajar en las carreteras de Cundinamarca y Boyacá, para que el comercio y la civilización transiten sobre ruedas en camino carretero, precursor de la construcción de las vías férreas.

Debéis sentiros contentos porque abandonáis la molicie del cuartel, que debilita vuestras fuerzas, para ir al aire libre del campo, en donde nuestros músculos se fortalecerán con el manejo de la azada y de la zapapica; así no os será extraño ni pesado el manejo de estos instrumentos el día que volváis a vuestros hogares. Debéis partir llenos de alegría, porque trabajando en mejorar los caminos serviréis a la patria y ayudaréis a asegurar la paz mejor que combatiendo en los campos de batalla, sin que esto quiera decir que debéis descuidar y perder la energía y las demás virtudes militares que son indispensables en todo pueblo. Por el contrario: cultivadlas y estad prontos a cambiar la azada por el rifle cuando el gobierno os lo ordene para defender el honor de la patria o la paz pública.

El país todo ha entrado resueltamente en su reconstrucción después de un siglo de debatirse en guerras fratricidas que no solamente lo han arruinado, sino que lo han desmembrado y conducido al borde de la disolución, toca al Ejército dar el ejemplo más alto y más elocuente en la obra del renacimiento de nuestra Patria, y alentar y ayudar a todos los colombianos a que lo imiten. (...) Os prometo ir pronto a visitar vuestros trabajos; tened presente que vuestra obra es de civilización, y que, cumpliéndola llevaréis a la práctica el programa del Gobierno de paz y trabajo. Marchad a practicarlo!."

Dice el narrador que a este acto asistieron individuos de todas las clases sociales colmando las instalaciones de la estación y que una vez terminada la arenga del Presidente Reyes y el estallido de la multitud en estruendoso y respetuoso aplauso, se vieron por la emoción, humedecidos los ojos de los soldados.[i]

 

[i] Diario Oficial de Colombia No. 12257, publicado en enero 13 de 1905, pág. 37, columnas 2 y 3.