Bogotá etílica: chicha, cerveza, aguardiente y otras

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Bogotá etílica: chicha, cerveza, aguardiente y otras

Por: jstorres
Publicado el: Junio 2020
A finales del siglo XIX, las autoridades capitalinas iniciaron una estrategia para prevenir el consumo de bebidas alcohólicas.

Por: Luis Enrique Rodríguez - Grupo de Investigaciones Archivo de Bogotá

En Bogotá, la guerra en contra del consumo de la chicha fue declarada desde finales del siglo XIX y llevada a cabo -con mayor énfasis- a principios del siglo XX. Esta lucha comprendió el orquestado uso de una gran variedad de recursos que, desde diferentes planos e instancias, atacaban principalmente sus eslabones más visibles: consumidores, productores, sitios y ocasiones de expendio.

Para contener la ingesta de chicha se aplicaron medidas policivas a sus consumidores procediendo a una retención temporal y conducción a una estación de policía. Contra los expendedores - productores se aplicaba el cierre temporal de su "chichería" y, con frecuencia, el derramamiento del líquido decomisado.

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Artista: Ramón Torres Méndez.

Hubo también campañas de estigmatización del producto y de sus bebedores; acciones que acudieron a pintar caricaturas en las paredes de los barrios representando al bebedor como un animal, en especial como un burro, con el objeto de descalificarlo, despersonalizarlo, mostrarlo como un ser incontrolable, gobernado por sus instintos básicos.

Otras campañas, hechas esta vez desde los periódicos, y orientadas a un público lector, buscaban desalentar el consumo de la chicha a través de argumentos relacionados con supuestos efectos nocivos sobre la salud y el desarrollo cognitivo de los futuros hijos de los consumidores. Paralelamente, y como si no tuviera nada que ver, los anuncios en periódicos, revistas, vallas publicitarias, afiches, volantes, etc., incentivaban el consumo de la cerveza como bebida para personas supuestamente "personas especiales", "gente de mundo", "gente fuera de lo común"...

Los efectos del "bombardeo" publicitario en la sociedad bogotana empezaron a verse en el aumento continuo y sostenido del consumo cerveza desde principios del siglo XX. Desafortunadamente, no hay cifras oficiales acerca de la producción y el consumo de la chicha que permitan establecer su decrecimiento en estos años; sin embargo, la publicidad directa, fuerte y descalificadora unida a la continua persecución policial de expendios y consumidores debieron hacer una mella muy grande sobre la preferencia del producto.

La cerveza, en cambio, nació y creció al amparo y con el beneplácito de las autoridades, gozando de legitimidad jurídica y social, respaldada en la creciente fortaleza económica de su industria como bien lo muestran los números de su consumo: para el año 1952, en Bogotá se vendieron cerca de 80,4 millones de litros de cerveza en una ciudad de poco más de 680 mil habitantes, dando como promedio un consumo anual de 118 litros por persona.

Las rentas producidas por el consumo de licores estimularon la creación de empresas de carácter público por parte de los Departamentos. En 1905, se creó la Fábrica de Licores de Cundinamarca que desde el año 1931 empezó a producir y vender aguardiente. Con igual propósito y producto lo hicieron Antioquia en 1919, Boyacá en 1924 y Caldas en 1943. Creándose así un mercado en donde la producción y venta de aguardiente era una competencia entre los departamentos, cada uno con su propio producto.

En el año 1959, el panorama etílico de Bogotá mostraba tres actores principales en el mercado de las bebidas embriagantes. La cerveza producida por una industria privada, las bebidas nacionales representadas sobre todo por el aguardiente de las licoreras departamentales y las bebidas importadas, sector compuesto por varias empresas dedicadas a la importación exclusiva de licores.

Bogotá

Litros de cerveza

Litros de licores nacionales

Litros de licores extranjeros

Total de litros consumidos año

1959

156.181.031

1.679.174

271.973

158.132.178

1966

136.202.839

6.157.722

792.848

143.153.409

Al hacer la comparación entre los años tope de venta de cerveza, es decir 1959, y su descenso notable para el año 1966, se comprueba una tendencia en la disminución de su consumo per cápita. En efecto, en 1952 en promedio cada bogotano tomó 118 litros de cerveza, promedio que subió en 1959 a 139 litros. A partir de ahí, el promedio fue descendiendo hasta 1966, cuando se registró un consumo de cerveza promedio de 70.3 litros por habitante.

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Artista: Ramón Torres Méndez.

No sucedió igual con los licores nacionales. En 1952, su consumo promedio por habitante fue de 2 litros, en el año 1959 descendió a 1.4 litros y en 1966 creció a 2.7 litros por habitante. En el caso de los licores extranjeros, la estadística no reporta ningún número para el año 1952 y empieza a registrar sus consumos desde 1959, con un 0.27 de litro por habitante, en tanto que para 1966 ese promedio ya había subido a 0.40 de litro por habitante.

Como se aprecia, el consumo de bebidas en la ciudad tuvo cambios considerables a mitad del siglo XX, los cuales incluyeron el combate contra la chicha, el estímulo para el consumo de la cerveza, la creciente producción de aguardientes a cargo de las licoreras departamentales y la conformación de un sector fuerte de importadores de licores extranjeros. Sin embargo, el dato más importante de esta breve historia es que la chicha no desapareció; reconvertida en tradición cultural campesina y ahora citadina, conserva y aumenta su público consumidor y permanece, ahora auspiciada por las entidades de cultura, como una opción de consumo para sus simpatizantes.

Nota: las cifras aquí citadas fueron tomadas de los Anuarios Municipales de Estadística y los Anuarios Distritales de Estadística de Bogotá D.E. de los años 1952, 1959, 1966, entre otros, elaborados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística - DANE y disponibles para consulta en su Biblioteca Virtual en la siguiente dirección: http://biblioteca.dane.gov.co/biblioteca/categories/16/