La encuadernación: soporte de la cultura escrita e impresa

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La encuadernación: soporte de la cultura escrita e impresa

Por: jstorres
Publicado el: Diciembre 2018
La encuadernación es uno de los oficios más antiguos dentro del mundo de las letras y los libros y su conocimiento permite conocer, no solo cómo se han hecho los libros, sino la cultura y la historia de la humanidad.

Por Eusebio Arias Casas

 En nuestro país, desde los tiempos de la Colonia se desarrollaron innovaciones y aportes que todavía hoy son motivo de interés.     

 ¿Cómo se puede definir el termino encuadernar? ¿Qué es la encuadernación como proceso en la formación de un libro? ¿En qué momento se origina este arte? El término significa “atar”, “ligar”; “relier” en francés, “ligare” en italiano. También se encuentra en el vocablo latino “re ligatoria”, palabras utilizadas comúnmente y que han hecho carrera a nivel internacional para designar este arte.

La encuadernación como proceso artesanal no es otra cosa que unir a través de estaciones de costura los diferentes fascículos que conforman la anatomía de un libro. En una segunda instancia, a este se le efectúa el tejido de su capitel y se le colocan tapas en madera, papiro o pergamino, entre nervios. Se le aplican encierros o broches en metal o cuero, y finalmente se embellece con un fino decorado en pedrería o con hierros de diferentes tamaños, formas y diseños.

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La encuadernación surge en un periodo de transición entre las tabletas de cera o de madera y el códice. En este punto se da el paso trascendental del rollo al Codex, del círculo al paralelogramo.

Famosas son, entre muchas otras, las tabletas de cera de origen romano encontradas en Herculano, en la actual Italia, pertenecientes al banquero Caecilius Iacundus, en el siglo I d.c. Se trata de pagarés conformados por dos tabletas articuladas a través de orificios marginales, a los cuales se le introducían anillas de cuero y en una segunda instancia se protegía con una tercera (triptychus). Estas se pueden considerar como un antecedente remoto del códice o libro con tapas de madera, papiro aglutinado o pergamino, pues su morfología así lo indica. Los usos de estos códices fueron múltiples, e incluyeron la correspondencia, los cuadernos de notas utilizados por los comerciantes, y hasta para usos escolares.

La encuadernación en su formato códice con estaciones de costura en su pliegue interior se establece en el norte de África, hacia el siglo III d.c., exactamente en el Egipto cristianizado. Los coptos, o egipcios cristianos, reclaman para sí la paternidad de este hallazgo que con justa causa ha enriquecido la cultura alrededor del libro durante más de diecisiete siglos.

La encuadernación en Bogotá

Con la adquisición de libros antiguos que contienen temas relacionados con la vida cotidiana, sucesos históricos de la ciudad y del país en general, el Archivo de Bogotá ha creado un fondo patrimonial que se caracteriza por tener ejemplares, en su mayoría, con encuadernaciones artesanales santafereñas de influencia bizantina y venecianas de mediados del siglo XVIII, período en que declinan las denominadas encuadernaciones clásicas y se inicia una etapa en que las encuadernaciones son mucho más sencillas, depuradas y menos cuidadosas frente a sus modelos precedentes.

Sin embargo, existen ejemplares como la Historia de cristo paciente, impreso por Antonio Espinosa de los monteros en el año de 1783 en Santafé, cuya particularidad radica en tener una influencia de las encuadernaciones coptas. En esta, la mencionada costura se desprende del procedimiento técnico con los cuales los coptos fijaban el cuerpo del libro a las tapas en madera. Esta no es una novedad en las encuadernaciones de Espinosa de los Monteros, porque se trata de una costura que se difundió anteriormente por territorio europeo, especialmente en Italia y España, donde encontramos algunos ejemplares encuadernados mediante este método y que fueron de gran difusión en las universidades de la Nueva Granada, como el Arte de Construcción de fray Pedro Masusteguí, impreso en Roma en el año de 1712.

No obstante, la edición de la Historia de Cristo Paciente, impreso en dos volúmenes, presenta unas características especiales que vale la pena resaltar. En primer lugar, desde el punto de vista arqueológico, antes de su intervención, sus componentes estructurales adquieren categoría de evidencias forenses porque nos pudieron indicar como funcionó uno de los primeros talleres bogotanos.

El libro en mención carecía de cubierta, sin embargo, conservaba algunos elementos mínimos que indicaban que su cubierta era flácida, con material en pergamino, posiblemente charta ovina, que su capitel tenía escasas puntadas en cadeneta, su “alma” era en pergamino y una costura al bloque del libro efectuada con maestría. Elementos que indican, sin lugar a dudas, que había sido encuadernado por Antonio Espinosa de los Monteros.

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De este impresor sevillano radicado en Santafé hallamos en el convento de los carmelitas descalzos de Villa de Leiva un tercer ejemplar con el mismo título y fecha, perfectamente encuadernado, que presenta las siguientes características y que se emparenta con las encuadernaciones clásicas del siglo XVIII. Tiene costura estilo copto, capitel en cadeneta sobre “alma” en pergamino con núcleo y tejido en cadeneta con puntada de sujeción en cada uno de sus extremos. Este capitel es novedoso en la forma de resolver el tejido en pequeños espacios de una manera segura y decorativa; correhuelas de torzal y broches en pergamino adornados con canicas de vidrio en sus extremos.

La particularidad que presenta este capitel es que no se ha encontrado hasta el momento ejemplar alguno de libros europeos o colombianos de los siglos XVII y XVIII en los fondos antiguos de las bibliotecas Luis Ángel Arango, Nacional o la Biblioteca Emilio Valenzuela de la Universidad Javeriana, con las especificaciones de los efectuados en las encuadernaciones de Antonio Espinosa de los Monteros. Esto nos demuestra, mientras no aparezca un ejemplar diferente que nos lo desmienta, que se trata de una invención de nuestro ilustre impresor y con el cual hace un aporte a la encuadernación de su tiempo.

El volumen II de la Historia del Cristo Paciente presenta unas características muy especiales en la composición de su estructura funcional. En primer lugar, hay que decir que su encuadernación la realizaron los ayudantes y aprendices en el taller de Espinosa. Sus características así lo indican. En consecuencia, observamos que la citada encuadernación se compone de una amalgama de procedimientos técnicos sin definición específica.

Con la aparición de la imprenta era recurrente que en los talleres de impresión se efectuara también la encuadernación. De tal suerte que existía la práctica de contratar ayudantes que a la vez servían de aprendices. En otras, se trataba de miembros de la misma familia del impresor. De esta manera se formaban y surgían los nuevos profesionales en el oficio.

Muchas de las encuadernaciones originales de libros impresos en Colombia han desaparecido, unas veces por culpa de los bibliófilos que hacían los encargos en los talleres de acuerdo a la moda o costumbre de la época, otras, por al desconocimiento que los encuadernadores tenían de los diferentes estilos de encuadernación o porque en su intervención la encuadernación se entendía como una disciplina subsidiaria de la restauración. En los tiempos modernos esta orientación ha cambiado, de tal suerte que la encuadernación se ha interpretado como parte integral del proceso de conservación.

No es raro entonces que esta haya sido la suerte corrida por las encuadernaciones de la Imprenta Patriótica de Antonio Nariño. La mayoría de libros impresos en esta fueron encuadernados de manera arbitraria, recurriendo muchas veces a técnicas holandesas, francesas o inglesas de corte moderno.

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Sin embargo, en el fondo patrimonial del Archivo de Bogotá encontramos un ejemplar en perfectas condiciones de conservación, a tal punto que podemos aproximarnos a lo que fueron las encuadernaciones en el mencionado taller. Se trata de la Explicación Breve de Oraciones, compuesto por el padre Yarza, impreso posiblemente entre los años de 1796 o 1797, que conserva intacta su costura, la cual reclama su independencia frente a las demás de su propia estirpe, en el sentido que es autónoma y original. Si bien es cierto que no se trata de un procedimiento de gran envergadura como otras tantas del siglo XVIII, su originalidad consiste en la forma como el encuadernador resuelve la costura única del cuerpo del impreso unida a la cubierta flácida en pergamino. El dominio de la técnica nos hace pensar que es autoría de Diego Espinosa de los Monteros, miembro de una estirpe de impresores que se inició con don Antonio Espinosa.

A manera de colofón resta decir que la encuadernación es uno de los ejes centrales del libro, el artefacto con la cual se ha preservado el conocimiento, la memoria de antiguas tradiciones, el pensamiento y la cultura. De ahí su fundamental aporte a la historia de la cultura y su permanencia hasta el siglo XXI.

GLOSARIO

Broches: Piezas en cuero o metal que presentan algunos libros, cuya finalidad mantener cerrado el libro

Cabecera: Cada uno de los bordes superior e inferior de un libro.

Capitel: Tejido en forma de cadeneta, efectuado con hilos de colores, ubicados en el corte superior e inferior del libro Su finalidad, aparte de la decoración, es asegurar la cubierta al cuerpo del libro.

Codex: Conjunto de cualquier material unidas entre sí en su margen interno, mediante anillas metálicas o material fibroso.

Códice: Libro o manuscrito compuesto por material flexible, unido por el margen interno y protegido con tapas duras o flácidas.

Entre nervios: Tiras o bandas en pergamino o papel que se aplican en el lomo del libro. Su finalidad es asegurar los distintos fascículos o cuadernillos.

Fascículo: Cada uno de los folios o cuadernos que conforman un libro

Nervios: Relieves transversales conformados por cordeles en cuero, pergamino o fibra vegetal, sobre los cuales se efectúa la costura con la ayuda de un telar.

BIBLIOGRAFÍA

CHECA CREMADES, José Luis (2003). Estilos de Encuadernación (siglo III d.j.- siglo XIX). Madrid: Olero&Ramos editores.

LAFAYE, Jaques. Albores de la Imprenta. México: Fondo de Cultura Económica.

RUIZ, Elisa. Manual de codicología. Fundación Germán Sánchez Ruiperez.

Esto iría en los créditos de las fotos, pero él nos tiene que ayudar un poco más con eso:

Libros patrimoniales. Archivo de Bogotá

Material Histórico: Eusebio Arias Casas

Fotografías: Iván Gómez